sábado, 19 de enero de 2019

Neurozapping. 16) Futurama y los neuropacientes

Esta serie de dibujos animados, de humor negro y casi siempre absurdo, transcurre en el año 3000 y está protagonizado por un antiguo repartidor de pizzas que 1000 años antes cayó en una cápsula criogénica, donde se mantuvo hasta un milenio después.

Y es precisamente de la criogenización (la conservación mediante congelación) y la neuropreservación (mantener las cabezas o los cerebros congelados), para una supuesta resucitación en el futuro, de lo que trata principalmente este capítulo.


Nos explica que la vitrificación de un organismo, una congelación casi perfecta, se ha conseguido para animales muy pequeños o embriones, pero no para algo tan grande como un cuerpo humano, una cabeza o un cerebro humano.

Los que creen en esta tecnología tienen la esperanza de que en un futuro se podrá regenerar los órganos dañados y extremidades perdidas; y se podrá tratar las lesiones medulares y cerebrales graves.

Otra posibilidad que barajan estos creyentes es “cargar” el contenido de una mente en un dispositivo informático o en otro cuerpo.

Como es obvio su objetivo es la inmortalidad, un deseo muy humano.

La primera empresa que se dedicó a la criónica se llama Alcor fundada en 1976. Ya tiene al menos 117 cabezas o cuerpos congelados. Este servicio cuesta decenas de miles de euros más una cuota de conservación anual.

El argumento comercial de los crioprotectores es que, aunque las posibilidades de reanimar al paciente y devolverle la salud son mínimas, ese número infinitesimal es mejor que el valor actual que obtienes si tu cadáver desaparece. Es decir, el mismo argumento que los que compran lotería, pero con menos posibilidades aún XP.

Otro argumento que utilizan los que se dedican a la criogenización es que lo que es imposible ahora (viajes en el tiempo, teletransportación, lectura de mentes, viajes interestelares) tal vez sea posible dentro de unos siglos o milenios.


También el autor nos explica los detalles más siniestros de esta técnica: se lleva el cuerpo a una hipotermia profunda, a continuación se decapita al paciente y por último se inyecta la solución crioprotectora por las arterias carótida y vertebrales. Aunque algunas veces lo que se preserva no es solo la cabeza, sino todo el cuerpo (depende de la empresa y del dinero que se quiere “invertir”).

Y todo esto (en principio) para nada, pues la ciencia actual duda mucho que el daño sea reversible.

Otro tema es la conexión del cerebro al cuerpo de un robot, pues ya se ha conseguido esta con redes neuronales (neuronas cultivadas); pero esta conexión está muy lejos de poderse realizar con un cerebro humano.


Os propongo comentar sobre:
  • El deseo de inmortalidad. ¿Es racional, sensato, práctico, útil para la humanidad,...?
  • ¿Qué pensáis sobre el argumento de que entre una posibilidad infinitesimal y 0 posibilidades es mucho mejor apostar por la primera? 
  • Sobre la esperanza de que la ciencia podrá ser capaz de todo lo imaginable. ¿Es sensato?

4 comentarios:

  1. Hola Conxi, gracias por el resumen.

    Me ha gustado el capítulo aunque no tanto las sensaciones al imaginar esas cabezas.
    Pero más me gustan tus propuestas.

    La imagen de inmortalidad en principio la asocio a dioses o gente que quiera parecerse a ellos. Pero pensando un poco lo veo más normal. Es irracional pero puedo aceptar que la gente no quiera morir. Ojalá cuando me llegue el momento, si tengo tiempo para pensar, esté tan satisfecho de mi vida como para morir en paz conmigo y mis allegados.
    Ni sensato ni útil para la humanidad ya que los útiles seguramente no se lo podrán permitir y los que se lo puedan permitir subirán el coste para que les quede sitio y revivir a gusto y con privilegios.
    La practicidad para el revivido la veo, para los no revividos y para los que estén en lo que quede de planeta como que no.

    La pequeña posibilidad la asumo para los que tienen algo vital, joder que mal elegido el adjetivo, por terminar aunque en realidad los que se aferren a ella y lo hagan más los veo por el lado del propio endiosamiento.

    No hay nada sensato, todo es relativo. Creo que de todo lo que imaginan las febriles mentes relativo al futuro la mayoría son tonterías pero las cosillas que se cumplen luego tienen gran resonancia. Eso anima a seguir elucubrando avances. Seguimos avanzando un disparate y conseguiremos cosas que no imaginamos pero otras que sabemos que queremos seguirán esperando.
    Para no desvariar más, o sí, me centro en pasar la información de una cerebro a un ordenador. Cuando se consiga, que no se logrará, ya no hará falta reproducirse. Sobrará gente, ¿a los tontos hay que borrarlos? Se acabó la humanidad, ahora se llamará cerebridad.
    Perdón, me parece que me ha quedado poco sensato.

    Feliz semana

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    1. Hola Santos, a mí también me ha dejado mal cuerpo la imagen mental de las cabezas cortadas y almacenadas…


      Sobre la inmortalidad, yo creo que más que irracional es sumamente egoísta. Tal como dices, no sería sostenible que todos tuviéramos ese privilegio, por lo que (si fuera posible… o cuando sea posible -aunque deseo que nunca pase-) solo lo tendrán unos pocos. Pero, por otra parte, entiendo ese sentimiento egoísta de no querer dejar de vivir, la vida la considero demasiado preciosa para no desearlo, aunque no se pueda (ni debiera ser). Sobre lo demás, totalmente de acuerdo contigo :).


      La imaginación es un gran motor que impulsa la ciencia y la tecnología, por lo que aunque el 99% sean tonterías lo que se prediga sobre el futuro, necesitamos esa capacidad para avanzar.


      Una cosa es conectar redes neuronales a robots (como se dice en el libro) y otra muy distinta es copiar la información de nuestra personalidad y nuestros recuerdos a un ordenador; estoy contigo que no creo que esto jamás se logre. Aunque me reido con lo de “cerebridad” XD.

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  2. Pues el capítulo no ha estado mal, más que nada porque desconocía los datos (empresas, coste...) sobre la criogenización humana.
    Gracias por el resumen y sobre todo por centrar el debate, que a veces es difícil.

    ¿Tengo deseos de inmortalidad? Creo que no. No sé, lo mismo cambio, pero de momento veo muy natural la muerte (la veo mucho más natural que la vida).
    Quizás por eso me siento afortunado por estar vivo y creo que cuando me llegue el momento lo que pensaré es ¡qué suerte he tenido de llegar hasta aquí!
    Por cierto, esto no quiere decir que hay que vivir como si no hubiera un mañana, porque lo normal es que lo haya, en realidad yo estoy seguro de que voy a estar vivo mañana (llevo unos 17500 días acertando), y por eso hay que disfrutar hoy pero prepararse para el mañana.

    Cambio de registro. En realidad, cierto tipo de inmortalidad existe. La inventamos con el lenguaje y ahora con las nuevas herramientas de comunicación está al alcance de todos hacer inmortales nuestros pensamientos, imágenes... Otra cosa es que en el futuro alguien disfrute mirando mi careto y leyendo mis reflexiones (XD).

    Cambio de pregunta. ¿Qué opinas de apostar a probabilidades infinitamente bajas?
    Mucha gente lo hace, creo que no tiene mucho fundamento y que al final conduce a la frustración (y/o la ruina) porque nunca atinas y a la mala interpretación de la realidad (porque te crees que probabilidades bajas son iguales que infinitamente bajas). Explico esta última idea y la relaciono con el primer párrafo. Si alguien se cree que debe de vivir al límite porque puede morirse al día siguiente está apostando por una probabilidad muy pero que muy baja (de momento, para mí, es menor de 1/17500=0'00006, es decir, menor del 0'006%), en cambio la probabilidad de quedarte en el camino, si vives al límite, es superior (en Lorca había muchos menos de 17500 jóvenes viviendo a lo loco cuando yo era joven y, por desgracia, murieron más de uno).
    Una buen análisis de probabilidades hace que una persona distinga un % bajo de uno infinitamente bajo.

    última pregunta. ¿La ciencia todo lo puede? Mi respuesta es NO. La naturaleza es muy compleja, nunca podrá interpretarla entera. Además, aunque seamos capaces de interpretarla no seremos capaces de aprovecharla para el bien: el Ser Humano hará cosas buenas y cosas malas con ella. Yo resumiría las cosas de la siguiente forma: si crees que las cosas se arreglan solas, ¡la llevas clara! Que las cosas estén bien (sea lo que sea lo que tú interpretas que es que las cosas estén bien) solo se logra luchando.

    Poco más. Feliz semana.

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    1. Hola Juan Carlos.

      Tu postura sobre la inmortalidad es mucho más sensata que la de muchos mortales ;) (en los que me incluyo un poco). Pues la muerte, que es realmente muy natural, no es razón suficiente por la que no nos queramos aferrar a la vida.

      Soy una fervorosa fan del “Carpe diem”, pero con la moderación que postulas. Pues aunque lo único real es el momento en que vivimos y por ello debemos disfrutarlo, tal como dices, es un mal negocio penalizar nuestro futuro por disfrutar de nuestro presente.

      Y sobre la inmortalidad que se obtiene de la huella que dejamos en este mundo, mediante las herramientas de comunicación de que disponemos: no las disfruta el autor, sino los lectores… por lo que no es lo que buscan los egoístas de la inmortalidad.   

      Con el resto de tus comentarios, totalmente de acuerdo.

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