sábado, 2 de mayo de 2015

Final de Mala Ciencia: Y otra cosa más

Llegamos al final de Mala ciencia de Ben Goldacre. A algunos les habrá gustado, y a otros más bien no. Sinceramente, y aunque sea mi opinión personal e intransferible, ningún libro nos dejará la sensación de El tío Tungsteno de Oliver Sacks. Porque con él, empezamos Tertulias Ciencia, y para bien o para mal así quedará. Aunque a lo largo de cada una de estas tres ediciones y libros, hemos ido cambiando de personal, algunos (como yo) somos como el Guadiana, a otros los echamos de menos y esperamos que se deslíen para volver a enriquecernos con sus puntos de vista. Está claro que nuestra mirada se ha vuelto menos ingenua y más aguda: aunque como quien dice acabéis de llegar, ya sois todos tertulianos experimentados y no tenéis nada de primerizos. Y es un verdadero placer compartir esta andadura con vosotros tanto siguiendo el despertar de un joven científico (El tío Tungsteno), como recorriendo la historia de la ciencia a nivel divulgativo (Una breve historia de casi todo), como destripando pseudociencias (Mala ciencia), y ahora para todos los que quieran en el fantástico curso ACME.

No me voy por las ramas más (me reservo los agradecimientos para las líneas finales, y ahora comentamos las últimas páginas del libro que son un resumen estupendo de todo lo que hemos leído durante estas semanas. Parece que empieza muy pesimista…, reconociendo el triunfo de todos los charlatanes que Goldacre ha denunciado sistemáticamente en las páginas de Mala ciencia:
“Vuestras ideas-por falaces que puedan ser-exhiben una inmensa verosimilitud superficial, pueden expresarse en muy poco tiempo, son repetidas hasta la saciedad y gozan del crédito de suficientes  personas como para que os ganéis holgadamente la vida y ejerzáis una enorme influencia cultural. Vosotros ganáis”.
Sin embargo, estas breves páginas “van mejorando” (para mí), porque Goldacre se atreve a decir “lo que creo que está mal, y para proponer alguna que otra cosa que se podría hacer para arreglarlo”.

Entre otras soluciones, sale algo de lo que hemos hablado mucho en este blog: educar en pensamiento crítico. Goldacre se refiere a los médicos que no reciben formación suficiente en qué es la medicina basada en evidencia, epidemiología, etc., pero creo que podemos hacer extensible a toda la población en general. Como bien dice el autor, la gente no es tonta, y nada de todo esto queda fuera del alcance cognitivo de nadie, simplemente hay que estar interesado, ¿y quién está más interesado que un paciente? (Inciso: esta parte me ha recordado tantísimo a los pacientes de enfermedades raras, o familiares, que no me resisto a no enlazaros la sesión de “Raras pero no invisibles” con Maestros de lo invisible, Yo también soy raro, Pacientes impacientes y mesa de debate del evento Desgranando Ciencia).

Según el autor, es la prensa “bulshit” la que “sabotean diligentemente, paso a paso, ese proceso de toma compartida de decisiones”. Pero agárrense que hay más, Goldacre se ha despachado a gusto:
“Ningún incremento en la formación de los periodistas servirá para enderezar semejantes despropósitos informativos (…) La ciencia transciende el horizonte intelectual de esos gestores, así que suponen que tampoco debe ser tan difícil inventársela”.

Evidentemente no todo es culpa de los periodistas. Goldacre recalca que él no acusa a las personas individuales sino a los sistemas que producen mala ciencia. Siempre habrá personas más o menos informadas (aunque a algunos nos parezcan des-informadas) que acudan a terapeutas alternativos, porque el entramado humano es mucho más complejo de lo que se haya llegado a abordar aquí. Y para no liarnos todavía más, se podría considerar solo desde un punto de vista económico: el “coste de oportunidad de las pamplinas”.

Es cierto que el hacer de las farmacéuticas a veces tiene muy poco de ético. El mismo Goldacre está dentro de la muy loable iniciativa All trials. Así que al final hace un llamamiento a sus lectores para que no dejemos de aportar nuestro granito de sensatez en medio de la jungla de tantas y tantas pseudoteorías new age que nos bombardean continuamente. Por lo tanto, os digo con Goldacre: ¡abríos un blog!, ¡empezad un podcast!, ¡hagamos algo!: ¡¡¡y que sea muy grande!!!
“No hay dinero que ganar con ello, pero eso es algo que ustedes ya sabían cuando se iniciaron en esta senda. Lo harán porque son conscientes de que el saber es hermoso, y porque les bastará con que solo un centenar de personas compartan su pasión”.
Creo no equivocarme al decir que todos los tertulianos hemos experimentado esta última frase final de Mala ciencia ;) ¡Muchas gracias a todos por estar aquí al pie del cañón! ¡Y que sean muchas ediciones más! Muchos más libros, muchos más tertulianos, muchos más podcasts (mención especial a nuestro podcastero Javi Guardiola por toooodo), o experimentos, o cualquier idea porque este proyecto no deja de ser un laboratorio en vivo en el que se prueban distintas cosas sin importar si tendrán éxito o no. Todo depende de vosotros, de nosotros.

Debate
“El mayor problema de todos es la simplificación excesiva y la ‘idiotización’ de los contenidos”
¡No podía faltar algo de debate para acabar bien! Así que a raíz de la anterior cita…, me planteaba que discutiéramos de Órbita Laika. No me equivoco si afirmo que por aquí hay mucho fan y es evidente que es un programa buenísimo en (casi) todos los sentidos. Pero, ¿es mejorable? ¿Qué propondríais? ¿Qué “pegas” le encontráis? Y para que esto no surja solo de mi loca cabecita, os dejo tres enlaces para meditar:
  1. Charla de @mimesacojea: La caja tonta es tonta porque vemos tonterías
  2. Artículo de opinión de @uhandrea: Órbita Laika, agit-prop científico en televisión
  3. Opiniones “más” discordantes: Tuit de Luis Moreno; crónica constructiva de @emulenews Te recomiendo ver Órbita Laika, no te arrepentirás
Postdata podcastera

Para celebrar (ya sabéis que en #tertuliasciencia siempre estamos de celebración) que hemos acabado un libro más, queremos pediros vuestra participación en el último podcast de temporada. No os agobiéis que es muy sencillito: simplemente tenéis que grabaros (vale con el móvil, la grabadora, el portátil o cualquier dispositivo electrónico) contando qué ha significado leer Mala ciencia en tertulias literarias (también podéis incluir qué no os ha gustado o qué mejoraríais sin miedo, ¡queremos aprender y mejorar!) y nos lo mandéis vía Twitter o e-mail a nuestro máster Javi Guardiola.