domingo, 27 de octubre de 2013

El Tío Tungsteno: 21) El elemento de Marie Curie

Después de la fosforescencia, fluorescencia, y los rayos X, en este capítulo se aborda la radiactividad, desde el punto de vista entrañable de la vida del matrimonio Curie, y en especial de Marie Curie. Otro capítulo más dentro de la historia de la ciencia, que junto con las experiencias de Sacks constituye (a mi entender) uno de los mayores atractivos de este libro.

Me parece que aquí hay material para explicar el funcionamiento del método científico: "minucioso análisis químico", "siguieron analizando su residuo de pechblenda", "reanudaron su búsqueda, concentrándose en la precipitación del bario", "llegó un momento en el que los métodos químicos por sí solos ya no eran suficientes. No parecía existir ningún método químico de separar el radio del bario, de modo que Marie Curie comenzó a buscar diferencias físicas entre sus compuestos." "Era una técnica que requería gran paciencia, (...)". Además, muestra la ciencia como un todo, en el que las distintas disciplinas, en este capítulo, la química y la física están tremendamente interrelacionadas.

A través de la figura investigadora de Marie Curie, nos acercamos al lado más humano del científico, y también a la belleza de la ciencia de la que hemos hablado en otros capítulos, en palabras de madame Curie: "Una de nuestras alegrías era entrar por la noche en nuestro taller y percibir las siluetas débilmente luminosas de los frascos y cápsulas que contenían nuestros productos... Era realmente una visión encantadora y siempre nueva para nosotros. Los brillantes tubos parecían tenues bombillas de colores." Para Sacks: "Me encantaba la minuciosa descripción de los complejos procesos químicos que los Curie habían llevado a cabo, el meticuloso y sistemático examen de las propiedades del radio, y sobre todo el entusiasmo y el asombro intelectual que parecía bullir debajo de esa prosa científica y monótona. Todo se limitaba a los hechos, e incluso resultaba prosaico, pero también poseía una cierta poesía."

Me ha parecido interesante descubrir una de las líneas de debate que proponía Dan la semana pasada: ¿cómo explicar el fenómeno de la radiactividad rompiendo con la tradición científica anterior?

Toda la tradición científica, de Demócrito a Dalton, de Lucrecio a Maxwell, insistía en ese principio, y ahora no resulta difícil comprender que Marie Curie, tras sus primeras y atrevidas ideas acerca de la desintegración atómica, desechara la idea y (utilizando un lenguaje desacostumbradamente poético) acabara su tesis sobre el radio diciendo: "La causa de la radiación espontánea sigue siendo un misterio..., un profundo y maravilloso enigma".
Y como no recordar también el famoso 'cuestionario' de @2qblog: ¿sabes qué la ciencia es diferente? Allí se hablaba de Galileo, pero aquí entra un concepto que suena a magia y alquimia y sin embargo estuvo presente en la ciencia durante mucho tiempo: "el éter".

Así que como podéis ver, hay mucha miga para debatir acerca de cómo funciona la ciencia en teoría, que es muy distinta de la práctica (de la historia de la ciencia), acerca de la belleza en la ciencia (recomiendo la entrevista a Pedro Miguel Etxenique en #Naukas13)... Y sin embargo, a mí me ha dado por otro lado, y esto es lo que planteo:

1. Ya hemos visto que Humphry Davy además de químico era poeta, y muchos otros ejemplos de cómo la literatura a través de la etimología (mercaptanos y Mercaptán en Goethe) o de lo novedoso (Mary Shelley y su Frankentein, que trajo a colación @antineutrina) se nutre de la ciencia... y ¿viceversa? Yo tengo una tesis particular de que los primeros griegos eran filósofos, un poco biólogos y físicos, es decir que la cultura humana tiene un nexo común al menos en el origen, ¿y en el futuro? Me gustaría saber vuestra opinión acerca de la "tercera cultura", o del programa mestizajes que ha dado a luz a una obra de teatro (La entrevista), de la que me ha impresionado este comentario de @MartaMachoS:


Cuando terminé de leer el libreto –comencé, y no lo pude dejar hasta que llegué a la última escena–, le envíe un mensaje a Gustavo Ariel Schwartz: Luisa no podría haber escrito esta obra sin ti. Pero tampoco tú sin ella. La obra representa extraordinariamente los problemas con los que se enfrenta un joven investigador, el ambiente de trabajo en un centro de investigación o una universidad,  las dificultades, frustraciones y alegrías durante el proceso creativo en ciencia. De eso ha dado buena fe Gustavo, pero también creo que Luisa Etxenike ha conseguido que La Entrevista se acerque a la gente ajena a la ciencia. Gustavo me respondió: Eso es precisamente el Mestizaje
2. Y aunque tengo la sensación de irme por los cerros de Úbeda, se me ha venido a la cabeza este artículo de @irreductible acerca de la imagen del científico. ¿Podemos derribar los estereotipos de científico loco y freak con la divulgación, con historia de la ciencia novelada? Y perdonad, que no venga a cuento: pero necesitamos un Louis de Wohl (a quien el Papa le encargaba novelar las vidas de santos, con un resultado bastante bueno), porque material hay de sobra: Davy, Scheele, Curie, y todos los que hemos ido viendo. Por último me he acordado de los cómics de Jordi Bayarri que no he tenido el placer de leer pero pienso que tienen el mismo objetivo




miércoles, 23 de octubre de 2013

Práctica 2

La práctica que a mi me gustaría proponer es el Ludión o Diablillo de Descartes. Es un práctica que me parece muy sencilla, con muchas referencias históricas, un gasto nulo o casi nulo y si no la conocéis os puede parecer llamativa.
    Voy a proponer tres maneras de hacer la práctica, seguro que tenéis a mano los materiales para hacerla de alguna de las tres maneras. Así que espero que no me falléis.



    Modo 1.

    Materiales:
    • Una botella de agua de plástico vacía.
    • Pajitas de refresco.
    • Clips.
    Llenamos la botella de agua hasta el borde. Metemos una pajita cortada por la mitad y doblada, con los extremos cerrados usando un clip. Cerramos la botella y hacemos presión. El agua entrará dentro de la pajita  y veremos como baja hasta el fondo. Cuando dejemos de hacer presión ascenderá de nuevo.

    Modo 2.

    Materiales:
    • Una botella de plástico vacía.
    • Globos.
    • Una tuerca.
    Metemos tres globos o más dentro de la tuerca, de manera que asomen las bocas. El método es el mismo, el aire estará contenido dentro de los globos y el lastre será la tuerca.

    Modo 3. 

    Materiales:
    • Una botella de plástico vacía.
    • Un vial de perfume vacío (de los que dan como muestras). Si es transparente, mejor.
    En esta ocasión tan solo tenemos que introducir el vial vacío de perfume invertido dentro de la botella, de manera que quede dentro el aire. Cerramos la botella y hacemos presión. Es el método más sencillo, si cabe.

    Aquí tenéis el vídeo conlos dos primeros métodos:



    Os propongo estas preguntas para los comentarios:
    • ¿Conocéis otros métodos para hacer el Ludión?
    • ¿Qué leyes se manifiestan en este experimento y cómo? 
    • ¿Qué otras experiencias podrían usarse para ilustrarlas?
    • ¿Qué avance supuso para la ciencia y la tecnología el conocimiento derivado de estos descubrimientos?
    Bibliografía (podréis encontrar otros métodos y una explicación teórica):
    Aquí tenéis una línea de personajes históricos y acontecimientos relacionados con el Ludión:



    PD: Por cuestión de tiempo aún no he podido colgar el vídeo con el tercero de los experimentos. En una actualización los compartiré.

    ¡Un saludo!





    lunes, 21 de octubre de 2013

    Resumen de la práctica 1

    La primera práctica propuesta ha sido la de aluminio con ácido clorhídrico. Después de ampliarla con todas las propuestas realizadas en los comentarios y de realizar alguna que otra vez.

    Los materiales necesarios son:

    1 Ácido clorhídrico, también conocido como salfuman o agua fuerte. Comprar en droguería o supermercado un litro de una concentración del 20% cuesta menos de un euro. El de los laboratorios de los centros educativos es del 35%, se recomienda rebajarlo para que la reacción sea más segura.

    2 Aluminio, sirven bolas de papel para bocadillos. Coste casi nulo.

    3 Botella de plástico vacía. Se recomienda de litro o mayor capacidad por seguridad.

    Precauciones:

    Trabajamos con un ácido muy fuerte, peligroso por provocar quemaduras por contacto. Su punto de ebulición es bajo (menos de 50ºC) por lo que al abrir la botella saldrán vapores peligrosos.
    La reacción produce un gas muy inflamable.
    La posible explosión de la botella lanzará ácido por lo que hay que alejarse cuando comieza la reacción.

    En las explicaciones aclararemos el porqué de estas advertencias.

    La reacción que tiene lugar es:

    Al (sólido) + HCl (disolución) AlCl3 (disolución)+ H2 (gas)

    Es una reacción genérica entre un metal y un ácido que se clasifica  como REDOX, aunque para los objetivos que nos hemos planteado esta vez no es necesario saber tanto.

    En la siguiente línea del tiempo puedes ver encontrar muchos sucesos relacionados con la reacción.



    Recomendamos controlar la mezcla de los reactivos para que la reacción comience cuando nos interese. Primero se echa un poco de agua  en la botella y a continuación, con mucho cuidado, el ácido (unos 20 ml de ácido y 10 de agua está bien para la primera prueba) y finalmente el aluminio de forma que no entre en contacto con la mezcla. Para ello hay dos opciones, la más sencilla es chafar la botella por el centro para evitar que las bolas lleguen al ácido, la opción elegante es introducir las bolitas en cápsulas de gelatina (las de los medicamentos) que se disuelven en agua lentamente.

    Cuando estemos preparados dejamos que los reactivos se pongan en contacto y comenzará la reacción.


    Debido a la peligrosidad de los gases no debemos estar cerca si se da la reacción en un recipiente abierto, o se abre la botella.
    Reacción
    ¿Qué podemos estudiar con ella?

    Se forma una sustancia nueva que, al ser gaseosa, provoca que la presión dentro de botella aumente o llegue a explotar. A esto ayuda el aumento de temperatura que evapora parte del agua.

    Veremos como  aparecen burbujas de hidrógeno en la superficie del metal. Cuanto más diluido es el ácido  de forma más lenta se forman. Si añadimos distintas cantidades de agua observaremos el efecto de la concentración en la velocidad de reacción.

    La reacción es exotérmica, desprende energía, por lo que la mezcla se va calentando poco a poco pero aumentando la velocidad con la que lo hace. Para observarlo sin peligro es necesario añadir agua, además debemos estar cerca. Cuando notemos que la botella comienza a hincharse debemos alejarnos.
    Botella deformadaSi no hemos cerrado bien la botella los gases escaparán y no habrá explosión. En este caso veremos como el plástico se ha deformado por el calor desprendido en la reacción.
    Cuando no hay explosión, podemos fijarnos en lo que queda en la botella. La reacción se detiene cuando se agota uno de los reactivos. Como el papel de aluminio es muy fino, será éste el que se agote en la mayoría de los casos y observaremos que ha desaparecido.

    Sin aluminio
    Si disponemos de material de laboratorio podemos ir un poco más allá.

    - Trabajar con alumio en diversas formas (polvo, limaduras, placas, bolas) y estudiar el efecto de la superficie de contacto entre los reactivos.

    - Recoger el hidrógeno formado para trabajar con él. Bastará con colocar un tubo de ensayo invertido sobre el recipiente de la reacción. El hidrógeno es menos denso que el aire por lo que tiende a subir y desplaza el aire contenido en el tubo. Podemos mejorar la recogida con un tubo de plástico que fuerce al gas a entrar en el tubo.Con el hidrógeno podemos seguir ampliado las prácticas:

    * Estudio de la estequiometría:
     A partir del volumen de H2 desprendido para una cantidad determinada (muy poca) de aluminio, se puede hallar la relación estequiométrica de la reacción. Para medir el volumen de un gas se recoge en un tubo invertido graduado lleno de agua de forma que podamos medirlo con facilidad. Después utilizaremos la Ley de los gases ideales para conocer los moles obtenidos y compararlos con los de magnesio.

    * Hacer música:
    La "armónica química" se consigue encendiendo un mechero frente a la boca de la tubo invertido que contiene el hidrógeno mientras lo giramos poco a poco, para que el hidrógeno escape. En su salida, al arder, emitía un tono como el del tubo de un órgano.

    domingo, 20 de octubre de 2013

    El tío Tungsteno: 20) Rayos penetrantes.


    En este capítulo Oliver Sacks vuelve a descubrir algo maravilloso de la mano de uno de sus tíos. En esta ocasión vuelve a ser el tío Abe quién le permitirá conocer algo que le fascinará. En primer lugar será iniciado a los rayos catódicos. Su tío poseía una bomba de vacio y una bobina de inducción que combinadas permitían producir un efecto inquietante, "chispas formidables", "serpentinas luminosas rojas", "auroras boreales en miniatura" para acabar todo ello produciendo finalmente los rayos catódicos. Esto cautivaba la imaginación del pequeño Oliver, pero sin duda alguna lo que le terminó de  enamorar fue cuando su tío le mencionó  la existencia de otro rayo "más penetrante"...

    El tío Abe le contó la historía del hallazgo de los rayos X, así llamados por su descubridor Wilhelm Roentgen. El joven Sacks fue conducido por su tío en el camino que llevó a Roentgen al descubrimiento de forma fortuita  de los rayos X mientras investigaba con los rayos catódicos, como los probo él mismo (colocando su mano y viendo la silueta de sus huesos) y posteriormente su mujer, y como después fueron presentados en sociedad pasando en seguida a ser usados por la comunidad médica. Esta fama de "sus" rayos horrorizó a Roentgen quién tras una charla de presentación decidió no investigarlos más ni volver a hablar de ellos. Ni siquiera cuando se le concedió el premio Nobel quiso pronunciar el discurso de aceptación.
    Pero los rayos X también "cautivaron la imaginación del público" en varios aspectos, ya que algunos lo vieron  como una intromisión a la intimidad personal ya que dejaban al descubierto nuestro ser  más hondo. ¡¡Llegó a venderse ropa interior de plomo!!

    Oliver también tuvo la fortuna de poder asistir a clases práticas de aquello que le había contado el tío Abe, ya que otro de sus tíos, Yitzchak, le permitió entrar en su consulta y observar una prueba diagnóstica en directo, viendo como un paciente ingería bario y este recorria todo su sistema digestivo.

    Y por si esto fuera poco, para finalizar el capítulo nos adentramos en la historía de otro descubrimiento, esta vez de la mano de Henri Becquerel. Este, estusiasmado por los rayos de Roentgen dio un  paso más al preguntarse si los rayos X no estarían relacionados con  el fenomeno de la fosforescencia. Lo que hizo fue investigar con sales de uranio (que eran las sustancias fluorescentes más brillantes) exponiéndolas al sol  para luego ponerlas en una placa fotográfica envuelta en negro. Descubrió que al igual que los rayos X, estos también oscurecian la placa. Pero lo que descubriría más tarde fue más espectacular. Cuando quiso repetir el experimento tuvo que esperar mucho tiempo porque el cielo de París no le permitió tener acceso al sol. El experiento quedó aparcado en un cajón y cual fue su sorpresa cuando descubrió que aunque la sal de uranio no había sido expuesta al sol había oscurecido de igual manera la placa fotográfica. Quedó impresionado. ¡¡Había descubierto la radiactividad!!

    Sacks también será animado por su tío Abe para que repita este experimento y pueda comprobar de primera mano el poder de la radiactividad. Cosa que hará encantado una vez más. Este descubrimiento (la radiactividad) podemos decir que pasó desapercibido en su tiempo lejos de lo que ocurriera con los rayos X que saltaron a la primera plana al descubrirse.


    Vamos al tema:

    Al leer, releer y meditar sobre este capítulo (ciertamente me ha encantado) me han venido a la cabeza basicamente tres hilos de debate. Alguno de ellos a lo mejor podéis pensar que no tiene mucho que ver, pero que se le va a hacer, es lo que ha saltado a mi mente tras dos semanas de darle vueltas, muchas veces mientras pedaleaba (sí, pedaleaba, ahí surgen mis mejores ideas...)

    Vamos con ellos.

    1. Cuando Roentgen se da cuenta de lo que cree que acaba de descubrir le dice a su mujer: "Si hablo a la gente de esto antes de tener pruebas convincentes diran: Roentgen se ha vuelto loco".
    Esto me ha hecho pensar en el miedo/temor de los científicos ante sus propios descubrimientos que he clasificado en tres tipos:
           a) Aquellos que tienen miedo por haber descubierto algo que se les escapa de las manos o que parece superar la ciencia del momento y temen ser tachados de locos.
             b) Aquellos que descubren algo que entra en contradicción con sus creencias o con las de su época (no religiosas). 
             c) Aquellos que descubren algo que entra en contradicción con sus creencias o con las de su época (religiosas).

    ¿Se os ocurre algún otro tipo de "miedo" que añadir a la lista?
    ¿Qué científicos se os ocurren que puedan encajar en estas categorias?

    2. Continuamos con Roentgen. Cuando este ve el alcance de su descubrimiento parece bloquearse y hasta no querer saber nada de él. 

    ¿Creéis que un exceso de fama personal o un gran alcance de la propia investigación puede ser contraproducente para el científico?
    ¿Puede llegar a bloquearle ese salto a la primera fila, por ejemplo con la concesión de un Nobel?


    3. Viendo la repercusión que tuvo el descubrimiento de los rayos X, que enseguida saltó a la imaginación popular en sus más variadas vertientes (leer las mentes, ver lo más recondito de nuestro ser..., ropa interior de plomo), ¿no os recuerda esto a los acontecimientos actuales?

    ¿Cómo comparáis aquello con la repercusión de las nuevas tecnologías actuales (en su más amplio espectro, desde la televisión o los móviles hasta internet)?
    ¿Y qué os sugiere aquel momento en comparación con el actual en cuanto a sensacionalismo o manipulación de estas tecnologias?

    ¡¡Hay que ver lo que uno piensa mientras da pedales, os lo recomiendo!!

    Y ahora, sin más dilación que empiecen las tertulias...









    domingo, 13 de octubre de 2013

    El tío tungsteno: 19) Mi madre


    El título de este capítulo predispone a la ternura y la emotividad en la historia de un niño que puede conmover tanto al describir el olor y los sonidos de las distintas zonas de su casa, la personalidad de cada miembro de su familia y la belleza de la ciencia como refugio. Esperamos una emotividad mucho más intensa en esta descripción y nos topamos con disecciones, historias truculentas y nuevas excentricidades.

    La madre de Sacks, admiradora de la belleza presente en las estructuras orgánicas, puede pasar horas abstraída frente al microscopio o diseccionando cuerpos. Es una gran profesional de la medicina, maestra exultante, empática con el dolor del paciente, capaz de una concentración total en las operaciones y de la abstracción necesaria para separarse emocionalmente. Segura de sí misma hasta el extremo de dar el pecho a su hijo en una clase universitaria sobre lactancia.

    La madre de Sacks. Incapaz de relacionarse en encuentros sociales, recluída permanentemente en su mundo interior de abstracción, capaz de hacer a su hijo pequeño diseccionar cuerpos de bebés y hacerle notar las deformidades que él podía haber tenido, o de enviarle a diseccionar el cuerpo de una niña de su misma edad.

    Brillante y terrible. Conmovedor, pero no por la vía por la esperaba que lo fuera, sino por la capacidad de análisis de Sacks, fina y cruda, pero sin rencor.

    Este capítulo me ha hecho pensar sobre todo en dos cosas muy distintas.

    Por un lado, el identificarme con el personaje de Sacks y de su madre. Tímidos hasta el extremo para el trato personal, pero capaces de enfrentarse a una audiencia de cientos de personas sin perder el aliento. Me parece una característica de lo más intrigante.
    ¿Qué puede ser eso que hace a una persona sacar todo su potencial al hablar en público pero quedarse completamente bloqueada al tratar a un grupo de dos personas?

    El otro tema, mucho más manido, pero también más interesante, es el del mito de Frankenstein.
    El doctor de la novela, es un gran científico. Una persona de curiosidad insaciable, metódico, analítico, trabajador, apasionado... ésta es su maldición.
    Frankenstein realiza su trabajo desde la abstracción absoluta. Estudia la muerte sin sufrir asco por la putrefacción, sin sentir escalofríos por el significado de lo que está analizando. La pasión por entender la relación entre los tejidos y la vida lo lleva a fabricar un ser humano y dotarlo de vida sin pararse a pensar un momento en lo que puede implicar esto. El monstruo es en realidad el doctor, no su creación.

    Sobre este tema me surgen un montón de reflexiones que me gustaría compartir:
    • La vigencia o no del mito de Frankenstein.
    • Si os parece que la abstracción en ciencia es un arma de doble filo, imprescindible para alcanzar la profundidad del análisis, pero también deshumanizadora.
    • Si justifica esto el miedo a la ciencia que encontramos en tantos sitios.
    • Si conocéis ejemplos actuales o históricos donde esto ha podido suponer un problema y cómo consideráis que puede atajarse.
    • Si es más peligrosa la abstracción del ser humano o de las instituciones humanas.
    • Si la capacidad analítica del científico, tan lineal y sólida, es incompatible con la creatividad artística y si puede esto suponer una tara.

    No es necesario que respondáis a todo, sólo quisiera sacar alguna reflexión sobre esto. Creo que el pensamiento científico ha invadido mi mente hasta el punto de no poderme concebir sin él, me ayuda mucho a resolver los problemas de la vida cotidiana como hemos hablado en capítulos anteriores, me ha dotado de capacidad crítica, puedo entender y atajar problemas con mucha más facilidad. Pero a veces me pregunto hasta qué punto no es al mismo tiempo una maldición. ¿Vosotros qué creéis?

    sábado, 5 de octubre de 2013

    El tío Tungsteno: 18) Fuego Frío

    Otro de los tíos de Oliver, el tío Abe, tiene el protagonismo en este capítulo. De la misma manera que el tío Abe se había interesado por la luz caliente procedente de filamentos incandescentes, el tío Abe se había interesado por la "luz fría". Esa luz fría se manifiesta en el fenómeno de la luminiscencia y sus diferentes clases: fotoluminiscencia, fluorescencia, fosforescencia, termoluminiscencia, quimioluminiscencia, triboluminiscencia, electroluminiscencia y radioluminiscencia.

    Oliver se recrea con el fósforo en su laboratorio. Al hervirlo con potasa caústica las burbujas de fosfina que se escapaban ardían espontáneamente, cuando lo incendiaba el pentóxido llenaba la campana de nieve de pentóxido de fósforo, al calentar el fósforo blanco formaba su forma alotrópica, el fósforo rojo. La historia de la obtención del fósforo se cruza aquí, asi nos narra como Henning Brandt en sus experimentos de alquimia con orina lo aisla. Boyle también estudia la luminiscencia, disuelve el fósforo el alcohol comprobando como se mantenía en el tiempo y su necesidad de aire, además de interesarse por la otras formas como trató en su obra "Algunas observaciones acerca de la carne brillante, tanto de ternera como de gallina, y ello sin ninguna putrefacción perceptible de los cuerpos".

    Abe también se interesa por la fosforescencia, llamada así por el "fósforo de Bolonia" (sulfuro de bario). Este fenómeno fue observado por un zapatero de Bolonia al calentar unos guijarros con carbón, la reducción de los minerales dió lugar al sulfuro que iba radiando energía en forma de luz lentamente, y fácilmente reproducible a partir del sulfuro de calcio obtenido calentando conchas de ostras con azufre.

    La fluorescencia sin embargo debe su nombre a la presencia de fluorita en muchos de los compuestos capaces de reemitir la luz absorbida con una longitud de onda (color) distinto. El padre de Oliver le muestra la fluorescencia del agua de quinina, y observa como el efecto se acentúa usando la lámpara ultravioleta de la consulta de su padre o una lámpara de mano de Wood que su tío Abe tenía en el desván de su casa. Las sustancias fluorescentes y fosforescentes (muchas veces son los mismos) fascinan a su tío, y las prepara con materiales presentes en su desván.

    Para Abe resulta evidente que la luz fría no sería suficiente para iluminar un hogar, no pensaba lo mismo de la electroluminiscencia: desde el siglo XVII se sabía que el mercurio de un barómetro electrificado por fricción contra el cristal emitía un hermoso brillo azulado. Sus investigaciones le llevaron a tener un importante papel en el desarrollo de tubos fluorescentes comercialmente viables.

    Ambos hermanos mantenían unos sanos (en apariencia) debates sobre la conveniencia de la "luz caliente" o la "luz fría". Un ejemplo a seguir. Hoy en día existen muchos debates sobre temas contrapuestos en ciencia, y no siempre los debates resultan tan cordiales.

    Y aquí mi propuesta: ¿qué ejemplos de teorías contrapuestas en ciencia se te ocurren? ¿Debería existir un protocolo de debate en ciencia que llevase a un consenso y una aceptación por parte de la comunidad científica de aquellas teorías que presenten más evidencias? En este momento pienso en como unos pocos estudios que mantienen posturas inverosímiles hacen daño a los avances científicos apoyados por gran cantidad de evidencias. Por ejemplo, estudios que apoyan la sensibilidad electromagnética, daños ocasionados por antenas de radiación, estudios en contra de alimentos modificados genéticamente... ¿Qué otros ejemplos se os ocurren? ¿Se os ocurre algún otro modo para evitar el daño ocasionado por esta (según creo) pequeña cantidad de estudios? ¿A qué creéis que se debe la gran difusión que reciben?

    Nada más que añadir, ¡un saludo!