domingo, 27 de julio de 2014

Una breve historia de casi todo: 29) El mono inquieto

En este penúltimo capítulo, Bryson trata el tema de la aparición del género Homo, de la forma en que hemos llegado a todos los rincones del globo y de la revolución que supuso la fabricación de las primeras herramientas de piedra (algo que se atribuye a  Homo habilis mucho antes que a Homo sapiens).

La interpretación general sobre la evolución de nuestros antepasados durante el Pleistoceno Inferior y Medio (hace entre 2,5 y 0,1 Ma) vienen a relacionar tres acontecimientos: la aparición del Homo erectus, la cultura Achelense y la primera salida de los homininos fuera del continente africano. Este primer movimiento migratorio fuera África obliga a nuestros antepasados a enfrentarse con climas fríos, logrando adaptarse a la nueva situación gracias a las novedades culturales asociadas con la tradición Achelense (herramientas de piedra elaboradas, confección de vestimenta) y al control del fuego. Sin embargo, este esquema tropieza con numerosos baches.

Respecto al oriente asiático, la forma tradicional de ver las cosas apuntaba a la existencia allí de una industria sin bifaces achelenses durante todo el desarrollo de los Homo erectus en Java y China. Esto llevó a postular la “línea de Movius”, una frontera ideal que separaría a guisa de barrera tecnológica a los erectus asiáticos de los del resto del planeta. Se pone así en duda que se produjese una verdadera conexión cultural con los yacimientos africanos: la morfología de los homínidos del grado erectus procedentes de los continentes africano y asiático es distinta y su industria, salvo excepciones, también lo es. De hecho, en los yacimientos de Java se han encontrado poquísimos instrumentos líticos debido quizás a la utilización de herramientas talladas en otros materiales, como madera, bambú o hueso (decir que la cultura Olduvaiense tiene un comienzo estimado hace entre 1,9 y 1,7 Ma con un final hace entre 700.000 y 200.000 años, mientras que el comienzo del Achelense se solapa en parte con el periodo anterior (comienzo 1,5-0,7 Ma) y finaliza hace 200.000 años aproximadamente).

La cuestión del momento, el cómo y dónde surge por primera vez el Homo sapiens es materia de duros debates y enfrentamientos entre puntos de vista muy dispares. En la actualidad, los investigadores plantean dos modelos para explicar el origen de Homo sapiens: el primero de ellos se ha llamado modelo “multirregional”; mientras que el segundo es el modelo del “Arca de Noé”, del origen único, o del reemplazamiento (mejor conocido como “fuera de África”).  Ambos modelos responden de forma diferente a las cuestiones acerca del momento de aparición de Homo sapiens y a la contribución de las diferentes poblaciones del Pleistoceno a la morfología y acervo genético de la humanidad actual.


La hipótesis de la evolución multirregional, uno de cuyos principales defensores es Alan Thorne, contempla el proceso de aparición de nuestra especie como el resultado de una profunda transformación a partir de las poblaciones ancestrales de Homo erectus que evolucionaron de forma gradual e independiente hacia Homo sapiens arcaicos y, posteriormente, hasta los humanos modernos.  Siguiendo este criterio, las diferencias que apreciamos entre las razas actuales tendrían un origen muy antiguo y serían el resultado de ese proceso evolutivo paralelo.  Por lo tanto, la transición desde Homo erectus y Homo sapiens arcaicos a los Homo sapiens modernos ocurrió de forma paralela en diversas partes, a través de varias poblaciones intermedias, con una mezcla genética continua entre ellas que mantuvo la unidad de la especie.

Por otro lado, la teoría “fuera de África” (out of Africa) sostiene que los humanos modernos aparecieron en África hace entre 300.000 y 100.000 años y que, en una o varias oleadas, salieron del continente y colonizaron el resto del planeta.  Este éxodo conllevó la extinción de los neandertales europeos y los Homo erectus asiáticos que habían aparecido previamente como resultado de evoluciones locales.

Las posturas se mantienen hoy en día enfrentadas porque el registro fósil no arroja mucha luz sobre esta cuestión ya que permanecen sin respuesta clara muchas preguntas: ¿qué ocurrió con los neandertales?, ¿cómo se extinguieron?, ¿convivieron y se cruzaron con los sapiens? Los neandertales estaban bien adaptados a los climas rigurosos de Europa y llevaban decenas de miles de años campando a sus anchas por medio mundo. De hecho, la visión tradicional de un neandertal como un ser poco inteligente, con aspecto simiesco etc., es decir, la perfecta representación de un cavernícola, ha quedado muy atrás: si tuviésemos uno delante quizás no fuéramos capaces de distinguirlo (de hecho, estudios recientes apuntan a que compartimos nuestro código genético, lo que sin duda apunta a que hubo entrecruzamiento entre ambas especies)

Dado que los fósiles ofrecen más dudas que respuestas, cada vez más se acude a los análisis moleculares y de ADN allá donde es posible. Fruto de estos estudios ha sido la línea de investigación iniciada en la década de los sesenta del siglo pasado centrada en el ADN mitocondrial (su utilidad reside en que experimenta un proceso de mutación más rápido al ser menos efectivo su mecanismo de reparación (y por lo tanto aporta más información en cortos lapsos de tiempo), se hereda exclusivamente a través de la madre (el que no exista recombinación facilita su rastreo) y, por último, presenta una gran cantidad de moléculas que normalmente son idénticas entre sí (cada individuo posee múltiples copias de ADNmt idénticas).

El esquema de trabajo partía de la siguiente premisa: las mutaciones del ADNmt provocan diferencias en la secuencia de bases que se pueden comparar al examinar la dotación de dos personas.  Cuanta mayor sea la diferencia en esta secuencia, mayor será el número de mutaciones acumuladas y, por consiguiente, mayor será el tiempo desde que esas dos personas (y presumiblemente, las poblaciones que representan) compartieron un antepasado común.  Partiendo de aquí comenzó el trabajo de análisis.

Las conclusiones fueron que los africanos son el grupo de población con una mayor variabilidad genética ―en el ADNmt ― lo que a juicio de los autores tenía sentido teniendo en cuenta la propia escala temporal: los africanos han tenido más tiempo para divergir que el resto de poblaciones del planeta.  Sin embargo, lo que estos datos no nos pueden decir es el momento exacto en que tuvo lugar la migración fuera de África. Pero una interpretación provisional del árbol y la escala temporal asociada encajaba con los hallazgos del registro fósil: éstos apuntaban a que la transformación de la forma arcaica a moderna de Homo sapiens tuvo lugar primero en África, hace aproximadamente entre 140.000 y 100.000 años.

Los estudios se multiplicaron, al igual que las conclusiones (enormemente dispares entre sí) en función de si el investigador era defensor de la teoría de la salida de África o del multirregionalismo. Quizás la mayor sensatez venga de la mano de Rosalind Harding, genetista de  la Universidad de Oxford, cuando dice que ambas partes han hecho un mal servicio a la ciencia al insistir en que debe ser una cosa o la otra. Es probable que las cosas no sean tan sencillas como los dos bandos quieren que pienses.

Como prueba de que debemos ser pacientes a la hora de extraer conclusiones arriesgadas son los descubrimientos realizados en Denisova: el análisis el ADN ratifica que el hominino encontrado (una niña de unos 7 años) se trata de una especie diferente a los neandertales y los Homo sapiens, que habría compartido con los neandertales un ancestro hace unos 650.000 años y con los humanos modernos hace 800.000 años.

Del mismo modo, en diciembre de 2013 se publicó en la revista Nature que la secuenciación de ADN mitocondrial de un fémur procedente del yacimiento de la Sima de Los Huesos, en Atapuerca, de hace 400.000 años, ha mostrado mayor relación con el ADN denisovano que con el neandertal, lo que abre paso a la hipótesis de una compleja relación entre las distintas especies de Homo en Eurasia.


Lo que todo esto nos enseña es que debemos ser cautos a la hora de estudiar la evolución humana. Como dijimos al comentar el capítulo anterior, cada nuevo descubrimiento puede suponer un cambio radical en la visión que tenemos de nuestro pasado evolutivo.

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Mi propuesta para el debate, sin perjuicio de que cada cual de su opinión sobre la forma en que Bryson ha expuesto este tema, es hacer un esfuerzo de imaginación, pero tomando como base los conocimientos de biología, física, climatología, evolución etc. que hemos ido acumulando: ¿cómo evolucionará la especie humana?, ¿cambiará el ser humano en los próximos 10.000, 100.000 o millón de años?, ¿de qué forma?, ¿sencillamente nos extinguiremos o superaremos los retos a los que nos enfrentamos?

sábado, 19 de julio de 2014

Una breve historia de casi todo: 28) El bípedo misterioso

Comenzamos nuestra andadura por la evolución humana de la mano de quien fue el primer “buscador” de nuestros antepasados, Eugène Dubois. A pesar de no tener formación paleontológica, tras leer a Charles Darwin y, sobre todo, a Ernst Haeckel (quien estaba convencido de que debíamos buscar nuestro origen en Asia), decidió marchar a las Indias Orientales Holandesas (lo que hoy es Indonesia). Allí desenterró una bóveda craneal a que designó como Pithecanthropus erectus (hombre-mono erecto) más conocido como hombre de Trinil. Pese a sus esfuerzos por hacer valer sus ideas, murió solo y sin reconocimiento alguno.


En el continente africano visitamos a Raymond Dart quien halló otro cráneo en una cantera, esta vez asignado al taxón Australopithecus africanus y conocido como el niño de Taung. Concluyó que se encontraba ante los restos de una criatura más simiesca que el hombre de Java a pesar de su gran parecido con los humanos, y que, por tanto, la cuna del hombre moderno había que buscarla en África (algo que ya había sido planteado por naturalistas como Charles Darwin muchos años antes). Esta pretensión encontró un fuerte rechazo debido a la mentalidad de la época que no podía soportar que estuviéramos relacionados con los africanos.


Hasta ese momento cada nuevo resto fósil que se encontraba recibía un nuevo nombre genérico y otro específico (haciendo inútil cualquier intento de clasificación), creándose de esta forma una maraña ininteligible y sin sentido de tipos de homínidos. A pesar de que Carl von Linné había sentado las bases de la clasificación taxonómica varios años antes, fue preciso esperar a la década de los sesenta del siglo pasado para que Francis Clark Howell pusiera un poco de orden.

Aunque Bryson no entre en esta cuestión, se hace preciso saber que la taxonomía es la teoría y práctica de la clasificación de los organismos y consta de dos aspectos diferentes: primero, es el proceso de clasificar organismos, clasificación que puede hacerse sobre la base de distintos criterios; y en segundo lugar, es el proceso de nombrar las unidades reconocidas según las normas establecidas por el Código Internacional de Nomenclatura Zoológica. Mientras que nombrar las unidades taxonómicas es un proceso objetivo que debe seguir unas normas claras establecidas en dicho código, el reconocimiento de las unidades y su incorporación en la jerarquía es una cuestión menos rígida ya que las bases de cualquier clasificación depende de las intenciones de la persona que la realiza. De ahí las discrepancias y enfrentamientos que, aún hoy, mantienen muchos paleoantropólogos en relación a la clasificación de los fósiles recuperados.

El trabajo se complica en cualquier caso dada la escasez de restos y debido también a nuestro desconocimiento de la relación existente entre las especies extintas. Los análisis moleculares han establecido que la divergencia entre los chimpancés y los humanos se produjo hace alrededor de 6 Ma. Con estos datos es más sencillo ubicar los nuevos hallazgos del registro fósil en una línea temporal más o menos definida (por ejemplo, si encontramos restos fósiles que podemos datar en 6 Ma de antigüedad, sabremos que están muy cerca del punto de divergencia entre humanos y chimpancés) aunque debemos tener presente que cuanto más nos acercamos a ese punto de divergencia mayores son las similitudes entre las especies y, por tanto, más complicada la clasificación.

Por lo tanto, si damos por bueno que los chimpancés y los humanos somos primates muy parecidos en bastantes cosas, pero también muy distintos en otras, habremos de concretar primero cuáles son esas diferencias y qué papel jugaron en el proceso de separación de ambos linajes. Hoy en día se postulan dos rasgos anatómicos que son propios en exclusiva de los homininos: el aparato locomotor necesario para la bipedia y el esmalte dental grueso en los molares. Por lo tanto, cuando se descubren los restos fósiles de un posible candidato a ser nuestro antepasado, lo primero que se hace es tratar de averiguar si cumple alguno de estos dos requisitos.

En la actualidad se reconocen generalmente tres géneros dentro de la familia homínida (o tribu hominina) que se corresponden con tres zonas adaptativas: Australopithecus engloba los primeros homininos que desarrollaron gradualmente el bipedismo; Paranthropus, la rama evolutiva (incluyendo a los australopitecinos robustos) que colonizaron los espacios abiertos de la sabana con una alimentación especializada en vegetales duros; y Homo, la rama que evolucionó hacia un encéfalo más grande y conservó de los australopitecinos algunos rasgos gráciles, comenzó a utilizar herramientas de piedra y evolucionó hacia una dieta más carnívora.

Hay un caso concreto en la paleoantropología que supuso un enorme impacto mediático y llevó el estudio de los fósiles a todos los hogares: Lucy. Se trata del hallazgo de un esqueleto bastante completo datado hace 3,18 Ma por el equipo de Donald Johanson y cuyas características anatómicas han permitido concluir que estaba adaptada para caminar sobre sus extremidades inferiores (era por tanto bípeda), aunque también era hábil trepando a los árboles. Se encontraba por tanto en un estadio evolutivo intermedio. Muchas de estas conclusiones siguen hoy en día debatiéndose, lo que demuestra lo complicado de esta disciplina.


Poco después del hallazgo de Lucy, Mary Leakey encontró unas huellas fosilizadas en un sustrato volcánico en Laetoli, Tanzania. Por la datación de las mismas se ha aventurado que quienes las dejaron fueron dos australopitecinos aunque desconocemos si realmente fueron dos, tres o más individuos, si pertenecían al mismo grupo o si formaban una familia como en ocasiones se les ha representado. De lo que no hay ninguna duda es de eran capaces de recorrer grandes distancias andando.

La situación estuvo más o menos estancada hasta que se a partir de 2001 se producen en poco tiempo una serie de hallazgos con una antigüedad estimada que va desde los 7 Ma a los 4,4 Ma: Sahelanthropus, Orrorin y Ardipithecus. Como vemos, están situados muy cerca del punto esperado de separación entre los chimpancés y humanos y todos se consideran antepasados nuestros, aunque muchos investigadores ponen en duda algunas de sus características considerando que son más simios que humanos.

Uno de los puntos clave de nuestro pasado evolutivo estuvo por tanto en el descenso de los árboles y el comienzo de la exploración de la sabana africana caminando erguidos. Esta forma de locomoción permitió recorrer distancias más largas, soportar mejor el calor y dejar libres las manos para la utilización de armas y herramientas.

Y así, hace unos 2 Ma surgió el género humano y comenzó la carrera de la encefalización. El aumento del cerebro fue otro de esos puntos clave en nuestro pasado. El enorme consumo de energía de este órgano precisó una mejora en la alimentación. Homo habilis es el primero de nuestros antepasados que utilizó herramientas (aunque muy simples). Homo erectus se considera como un punto de inflexión: todo lo que había antes de él era de carácter simiesco; y todo lo que llegó después de él era de carácter humano. Fue el primero que cazó, el primero que utilizó el fuego, el primero que fabricó utensilios complejos, el primero que dejó pruebas de campamentos, y el primero que cuidó de los débiles y frágiles. También fue de los primeros de nuestros antepasados que se aventuró fuera de África y colonizó otros ambientes.

En cualquier caso, aunque quedan muchos interrogantes por resolver, hoy en día se acepta generalmente que a partir de este momento se produjeron no una, sino varias salidas fuera del continente africano que han llevado a que el ser humano moderno haya conquistado todos los rincones del planeta.

Me ha parecido un capítulo algo farragoso. Es cierto que explicar nuestro pasado evolutivo no es nada sencillo y que hay muchos temas que tratar, pero al terminar de leerlo me he quedado con la sensación de una enorme confusión, que se ha limitado a destacar algunos aspectos pero ha dejado de lado tratar de dar un sentido al conjunto,

Mi propuesta para el debate, sin perjuicio de que cada uno ofrezca su visión del capítulo, es que opinemos acerca de qué nos hace humanos, cuáles son los rasgos que destacaríais que nos hacen diferentes de los grandes simios o de otros animales.

sábado, 12 de julio de 2014

Una breve historia de casi todo: 27) Tiempo de hielo

Como su nombre indica, el capítulo se centra en las glaciaciones. Intenta explicar los periodos de hielo y calor de que tenemos registro hoy día, aenfriamientoen este tema estamos todavía empezando a comprender los complejos procesos que tienen lugar.

Comienza el autor con la explosión de Tambora, la mayor erupción conocida, que dejó unos 100000 muertos. El terremoto del Índico, posterior a la edición del libro, dejó más muertes pero no cambió el clima.
La expulsión de 240 km3 de cenizas oscureció la luz del sol, provocó un año sin verano y terminó bajando la temperatura media de la Tierra 1ºC. Ésto llevó a la pérdida de cosechas que amplió el número de muertes indirectas del cataclismo.
Parece que algo bueno dejó el desastre, unas bonitas puestas de sol que inspiraron a poetas y pintores.


Empezando con las glaciaciones, llama atención cómo se explicaban las marcas provocadas por los hielos en las rocas: con el paso de carros o el uso de botas de clavos. Las primeras teorías nos llevan a nuevas disputas por ideas científicas robadas. Charpentier planteó la idea a Agassiz que además utilizó las notas de otro amigo, Scimper, para defender la nueva teoría de las glaciaciones. Agassiz realizó muchos estudios para avalar su teoría y fue el que más la defendió, aunque debemos decir en su contrs que introdujo la muerte de todos los seres vivos y le dió trabajo de nuevo a Dios repoblando nuestro planeta.
Curiosamente Charpentier solo aparece en la wikipedia en versión inglesa mientras que Scimper únicamente lo hace pero como referencia a este capítulo del libro de Bryson. Agassiz en cambio tiene una página respetable pero perdió a dos amigos. 
No consiguió el apoyo público de Lyell por lo que cuando se vio respaldado en Harvard no lo dudó y se quedó allí.
La teoría siguió avanzando gracias a Croll que intuyó que los cambios en órbita de la Tierra podrían explicar la glaciación, aunque había que retroceder 80000 milones de años para que sucediese ésto y había pruebas de que hubo edades de de hielo hace bastante menos. Es el momento de Milankovitch que añadió los cambios en la inclinación y precesión al de posición ya comentado. Realizó los cálculos en su tiempo libre durante 20 años y finalmente, ayudado por su arresto domiciliario en la 1º guerra mundial, los publicó. Sin embargo las dataciones de que se disponía en la época no eran buenas y no coincidian datos y predicciones . Ya se había logrado explicar la temporalidad pero todos pensaban que los cambios eran graduales.
Aquí comienza la parte que más me ha gustado, Köppen dedujo que las épocas de hileo comenzaban con veranos fríos que hacen comenzar el fenómeno de enfríamiento que se autoperpetúa. Así podemos explicar los cambios bruscos que nos indican los testigos de hielo estudiados, cambios de 4ºC en veinte años y localmente de 8ºC en diez años. Ahora el problema era salir de la glaciación.
La solución la ofrecen los cambios tectónicos e incluso las erupciones gigantescas provocan cambios en los flujos atmosféricos y en las corrientes marinas que pueden modificar el clima. Estos cambios podrían haber desecado África y hacer evolucionar al mono...
Quedan muchas incógnitas, plantas en la Antártida, dinosaurios en zonas heladas y con grandes periodos de oscuridad...y muchos cambios climáticos esperando explicación.
Ahora mismo estamos muy cómodos al final de una era glacial y no somos conscientes de que este planeta puede ser muy caluroso o muy frío, y no hace falta que varíen muchas cosas para que se desencadene el cambio.

Viendo cómo me he enrollado ya sabréis que me ha gustado mucho el capítulo, tanto por las historias como por las posibilidades qeu deja abiertas. Como no se casi nada del tema propongo "poco" debate:

Primero cita para comentar, Humboldt, "primero, la gente rechaza lo que es verdad, ;luego, niega que sea importante, y , finalmente,atribuye el mérito a quien no corresponde"

Segundo si no sabemos qué puede pasar con cambios no muy grandes, ¿qué pasará si aumetamos la temperatura de la Tierra sin cesar?
¿Y tú, de quién eres?, o sea ,¿crees que el calentamiento nos llevará a una época caliente o a una glaciación?

Y recordad que no hay nada más refrescante que leer y comentar ;-)

sábado, 5 de julio de 2014

Una breve historia de casi todo: 26) El material de la vida.

                          
Es este un capítulo largo, muy largo, pero el tema lo merece: "El material de la vida"
Bryson nos recuerda, no sin muchos cálculos matemáticos, que somos el producto, la consecuencia del azar. Nos induce a pensar en el parentesco genético de toda la humanidad, para posteriormente sumergirnos en el mundo del ADN, esa molécula tan grande que necesita empaquetarse muy bien para poder entrar en el núcleo de la célula.

Mientras leía este capítulo he pensado en lo arduo del trabajo desde Miescher, incluso antes, hasta llegar a lo que hoy nos parece evidente. Se hace más evidente lo de "A hombros de gigantes" ahora en bioquímica. Grfftith y el factor transformate, Morgan, Avery, McLeord, McCarthy. Imagino a Hershey y Chase emocionados, temerosos, al comprobar que la molécula portadora de la vida era el ADN y no las complejas proteínas, a los detractores e incrédulos coetáneos.

Reconozco, al igual que Bryson, que Pauling siempre me ha parecido un científico clarividente y el que tenía más posibilidades para descifrar la estructura del ADN, pero una vez más los intereses políticos están por encima de los científicos.

Otro aspecto que se trata en el capítulo es la relación entre científicos, el machismo, menos precio o discriminación de la mujer a comienzos del siglo pasado. La relación entre el cuarteto Wilkins, Franklin, Crick y Watson se movía entre la envidia y la lucha por conseguir resultados antes que los otros. Considero mordaz e inapropiada (teniendo en cuenta la inteligencia del grupo) la crítica de Watson sobre el atuendo y la presencia de Franklin.

En la siguiente dirección Miguel Vicente hace una descripción de Franklin y sus vivencias

http://www.xtal.iqfr.csic.es/Cristalografia/archivos_10/la-dama-ausente-rosalind-franklin.pdf

Un librito curioso de Valeria Edelsztein que trata de poner un poquito de sensatez, o de justicia en el mundo de la ciencia "cocinan, limpian y ganan el premio Nobel"...

http://mujeresconciencia.com/2014/06/19/cientificas-cocinan-limpian-y-ganan-el-premio-nobel-y-nadie-se-entera/

Pero como en ciencia no hay verdades absolutas, también me he cruzado con el blog de un apasionado por la ciencia, a quien admiro cada vez más, en parte gracias a estas tertulias, José Luis Moreno que analiza la desigualdad en este complejo mundo. Merece la pena leerlo.

http://www.afanporsaber.es/2014/06/desigualdad-en-la-ciencia/#.U7Gy8NoaySN

La agudeza, perspicacia e inteligencia de Watson y Crick unidas a la fortuna, la casualidad (Wilkins les enseña las imágenes conseguidas por Franklin, Pauling no puede viajar a Londres,...) hicieron que ambos configurasen la maqueta con la estructura del ADN. No obstante tendrían que pasar 25 años para que el modelo de la doble hélice fuera aceptada por todos.

Aunque en algún momento se pensó que la genética estaba tocando su fin... Hoy sabemos que queda mucho camino por recorrer para conocer todo lo que esconde la molécula de la vida.

La importancia del ADN consiste en abrirse como una cremallera y formar una hebra complementaria con una fiabilidad asombrosa, pero de vez en cuando puede haber un error y producirse un snip, que puede pasar desapercibido o tener alguna importancia, la mayor parte de las veces será perjudicial, pero alguna será beneficioso. La acumulación de estos cambios es lo que va diferenciando unos individuos de otros, dando lugar a la variabilidad y a la capacidad de adaptación. David Cox "todos similares, todos diferentes"

Otro punto que se trata es el proyecto genoma, nos creíamos superiores en todo, por lo tanto seres así deberían tener más y mejores genes que el resto. Decepción cuando los primeros estudios señalan que el 60% de los genes humanos son casi los mismos que los de D. melanogaster y el 90% se corresponden con los del ratón. Hemos pasado de pensar que tendríamos unos 100.000 genes a saber que están entre 35.000-40.000. Hemos aprendido que la cuantía del material genético no refleja la complejidad del ser vivo.

Buscamos el gen que determina cada rasgo y hemos descubierto que los genes cooperan para dar lugar a un carácter, se complican las cosas, cuanto más sabemos más dudas vuelven a asaltarnos.
Lander nos recuerda que el genoma nos dice de qué estamos hechos, pero no dice nada de cómo funcionamos. Nos falta el manual de instrucciones.

Llegados a este punto se complican un poquito más las cosas, se une el proteoma a lo que somos y a cómo lo somos. Además de la composición química ahora interviene la estructura.

Bryson termina el capítulo recordando la frase de Monod: "Cualquier cosa cierta en E. coli debe serlo en los elefantes en mayor cuantía". La vida es toda una.

Cuestiones para el debate:
1- la primera parte del capítulo hace referencia a las continuas controversias hasta llegar al ADN como la molécula de la vida. ¿Es bueno cerrarse a cualquier avance que cuestione lo que sabemos? ¿Es mejor aceptar cualquier novedad?

2- Una cuestión que plantea la revista Muy Interesante estos días es "¿Crees que la gente que trabaja en ciencia es honesta? Después de las luchas para ser el primero en determinar la estructura del ADN en el capítulo podemos comentarla.

3- En un momento Jeffreys dice: "Todos los organismos son, en cierto modo, esclavos de sus genes". Vuelve a aparecer la sombra del predeterminismo ¿somos lo que son nuestros genes? Sí nacemos con una carga genética, creéis que se puede luchar contra ella. ¿Podemos hacer frente al determinismo genético?

4- ¿Consideras que en ciencia ha cambiado la idea que se tenía sobre las mujeres?. No podía dejar de preguntarlo...