Cuando pedí resumir el capítulo 3 (hace unos meses) solo conocía su título y nada de su contenido, así que me imaginé que tal vez trataba de alguna percepción importante que dio pie a la creación de la tabla periódica (como fue las Galápagos para Darwin)... pero no ha sido así XD.
Durante esos días también me preguntaba a qué se referiría el autor con el título del libro, “La cuchara menguante”, y no es hasta este capítulo que he descubierto a qué podría aludir.
Otra mención importante (va por ti Juan Carlos ;)) es la aparición ampliada de Mendeléev.
Pero antes del ruso nos habla de otro personaje muy importante en la historia de la tabla periódica: el químico alemán de mediados del siglo XIX Robert Bunsen (cuyo nombre heredó el mechero Bunsen, aunque nuestro protagonista no lo inventó, sólo mejoró su diseño y lo popularizó) .
En la década de 1850 Bunsen ocupó la cátedra de química en la Universidad de Heidelberg, donde se ganó la inmortalidad científica al inventar el espectroscopio.
El funcionamiento de este es el siguiente: al calentar un determinado elemento de la tabla periódica se produce unas bandas estrechas y bien definidas de luz de colores específicos que son únicos para cada elemento. El hidrógeno, por ejemplo, emite siempre una banda roja, una verde amarillento, una pequeña azul y una añil. Esto permitió investigar el interior de compuestos sin necesidad de fundirlos con calor o desintegrarlos con ácidos.
Espectro del hidrógeno |
El primer espectroscopio de Bunsen consistía en un prisma en el interior de una caja de cigarros con dos oculares de telescopio incrustados. Y para excitar los elementos para que produjeran luz, Bunsen añadió una válvula a un primitivo mechero de gas para que las llamas fueran lo bastante caloríficas, mejorando así el mechero que llevaría su nombre.
Aunque Bunsen se oponía a clasificar los elementos de acuerdo con su espectro, al permitir una identificación fiable, otros científicos sí que lo utilizaron para desarrollar la tabla periódica.
Dimitri Mendeléev |
Otra contribución de Bunsen fue la de formar, en Heidelberg, a varias de las personas que hicieron las primeras investigaciones sobre la tabla periódica. Y una de ellas fue el hombre que además de ser el aclamado como creador de la primera tabla periódica, hay quien le ha echado de menos en capítulos anteriores: el ruso Dmitri Mendeléev
Aunque se le atribuye a Mendeléev la invención de la tabla periódica, realmente otras seis personas también la idearon de forma independiente. Pero como la ciencia necesita de héroes, Mendeléev se convirtió en el protagonista de esta historia.
De estos seis rivales el más serio fue el químico alemán Julius Lothar Meyer (que también trabajó con Bunsen en Heidelberg). Meyer publicó su tabla prácticamente al mismo tiempo que Mendeléev, y ambos compartieron un prestigioso premio en 1882 denominado Medalla Davy por el codescubrimiento de la «ley periódica».
Pero si Mendeléev acabó siendo el héroe fue (además de por tener una biografía infernal) por:
- Comprendió que ciertas características de los elementos persisten (aunque otras no lo hagan), como es el peso atómico de cada uno de los elementos que se mantiene constante aunque estén dentro de un compuesto (cosa que se acerca mucho a la perspectiva moderna).
- Pudo colocar los sesenta y dos elementos conocidos en sus filas y columnas. En concreto los metales que son los elementos más ambiguos y enredosos a la hora de situarlos en la tabla periódica.
- Y si bien tanto Mendeléev como Meyer dejaron espacios en blanco en su tabla en los que no encajaba ningún elemento conocido, Mendeléev tuvo el valor de predecir que se descubrirían nuevos elementos fijándose en las características de los elementos conocidos a lo largo de cada columna, incluyendo sus densidades y los pesos atómicos de los elementos ocultos.
- Y algo que dice mucho del carácter de Mendeléev es que confeccionó su primera tabla periódica de forma apresurada, para cumplir con la fecha límite que le había impuesto el editor de un libro de texto.
Mendeléev tuvo una disputa científica muy relevante con el mejor espectroscopista del mundo en esa época: el francés Paul Émile François Lecoq de Boisbaudran. Lecoq fue el experimentador que descubrió físicamente el galio (que fue el primero de los nuevos elementos descubiertos desde la tabla de 1869), pero fue Mendeléev quien anteriormente lo había predicho (y que lo había llamado eka-aluminio). Cuando Mendeléev leyó el trabajo de Lecoq de Boisbaudran, intentó interponerse y reclamar el crédito por el galio. Pero Lecoq no estuvo de acuerdo y el francés y el ruso comenzaron a debatir la cuestión en las revistas científicas.
En uno de esos debates Mendeléev le comunicó a Lecoq que debía haber medido algo mal, porque la densidad y el peso del galio diferían de sus propias predicciones. Y tenía razón: el mundo científico quedó pasmado al constatar que Mendeléev, un teórico, había visto las propiedades de un nuevo elemento con mayor claridad que el químico que lo había descubierto.
Pero tampoco acertó en todas sus predicciones, como, por ejemplo, la de que había muchos elementos antes del hidrógeno. Por lo que si en vez de haberse corroborado en primer lugar la existencia del eka-aluminio, se hubiera demostrado como falsas otras de sus predicciones, sería probable que el ruso hubiera muerto en el olvido; pues este no tuvo mucho más mérito que Meyer (que tuvo también muy buen currículum científico) o los demás.
Entre la tabla periódica actual y la tabla de Mendeléev existe una diferencia que implica muchísimo trabajo, especialmente en lo que atañe a los lantánidos, que hoy se han relegado a la base de la tabla. Pues estos mantuvo a los químicos confusos hasta el siglo XX. Aunque los científicos detectaran docenas de bandas de color nuevas en el espectroscopio, no tenían ni idea de a cuántos nuevos elementos correspondían.
Cerca del lugar donde se descubrió el cerio, en Suecia, existe una mina de porcelana (y aquí el autor también aprovecha para narrarnos la historia de cómo se empezó a producir esta cerámica en Europa a principios del siglo XVIII, con un joven llamado Johann Friedrich Böttger como protagonista), en una aldea llamada Ytterby, que es extrañamente rica en lantánidos (además de serlo en feldespato, ingrediente esencial para fabricar porcelana). La razón de esta peculiaridad es que es necesario aflorarlos desde las profundidades de la Tierra, y Escandinavia (y en concreto Ytterby) tuvieron esta característica geológica (una línea de falla, fuentes hidrotermales y glaciales erosionadores).
El químico finlandés Johan Gadolin, a finales del siglo XVIII, tuvo noticias de esas rocas extrañas procedentes de Ytterby, y aunque carecía de las herramientas químicas (y la teoría) que le permitieran descubrir los catorce lantánidos, Gadolin realizó progresos significativos en el aislamiento de grupos de estos elementos. Y cuando, siendo Mendeléev ya viejo, otros químicos con mejores equipos se pusieron a revisar los trabajos de Gadolin sobre las rocas de Ytterby comenzaron a aparecer elementos nuevos (seis resultaron ser los lantánidos que le faltaban a Mendeléev). Así que en homenaje al origen común de todos los elementos, los químicos comenzaron a inmortalizar el nombre de Ytterby en la tabla periódica. Sirvió de inspiración para iterbio, itrio, terbio y erbio. Adoptaron holmio, en honor a Estocolmo; tulio, por el nombre mítico de Escandinavia; y, por insistencia de Lecoq, el homónimo de Gadolin, gadolinio. Es aquí cuando el autor nombra a Ytterby la verdadera Galápagos de la tabla periódica.
Por cierto, el título del libro intuyo que está inspirado en la siguiente curiosidad explicada en este capítulo: “El galio se funde a 30 °C y, por esta razón, el galio ha sido desde entonces un habitual de las bromas entre los aficionados a la química. Como el galio se moldea fácilmente y su aspecto es parecido al del aluminio, un truco bastante popular consiste en darle forma de cucharillas, servirlas con el té y mirar divertidos cómo los invitados se quedan pasmados al ver que su Earl Grey se «come» sus cubiertos”.
Y para empezar el debate, si os apetece, os propongo comentar lo siguiente:
- Después de lo que nos cuenta el autor, ¿pensáis que Mendeléev fue un genio?
- Y qué pensáis de lo que comenta el autor en este párrafo: “El descubrimiento del eka-aluminio (nombre que le asignó Mendeléev), hoy conocido como galio, suscita la pregunta de qué es lo que realmente impulsa a la ciencia, si las teorías, que enmarcan la perspectiva que tenemos del mundo, o los experimentos, que aun siendo simples pueden echar por tierra toda una elegante teoría”.
¡Hola a todos!
ResponderEliminarGrandísimo resumen Conxi, has puesto las ideas clave. Casi no hace falta ni leer el capítulo ;o))
Empiezo con las críticas. ¿Qué pasa con Fraunhofer y Kirchhoff? Bunsen fue importante, pero sin el invento del espectroscopio de Fraunhofer y los estudios de Kirchhoff (junto con Bunsen) en el campo de la espectroscopia, creo que nada hubiera sido lo mismo, ni siquiera se habría empezado a ver la estructura de la materia, ni habría surgido la mecánica cuántica, ni se habrían descubierto tantos elementos. Parece que todo el mérito se lo lleva Bunsen.
Pasando a Mendeléev, en mi opinión, supo dar con la representación correcta para la organización de los elementos y la predicción de otros, pero tengo la duda de si se le puede considerar el creador único de la tabla periódica como se cuenta en muchas partes. Antes hubo otros, que pusieron ideas que, aunque no fueron acertadas, contribuyeron a crearse la visión de que los elementos tenían que estar ordenados de alguna manera. Así que no creo que fuera un genio, sino un investigador que trabajó, investigó y supo subirse "a hombros de gigantes".
Ese párrafo me llamó la atención porque es algo que creo que la sociedad (y muchos científicos) promueven y están un poco equivocados. Normalmente se clasifica a las ciencias en teóricas o experimentales. Pero se olvidan de la primera que hubo, la observacional. Antes de que hubiera experimentos, hubo observaciones de las cuales se derivaban teorías. Luego, se empezaron a hacer experimentos, basados en las observaciones, para ver si las teorías se cumplían. Y sigue habiendo una ciencia observacional que poco a poco está consiguiendo ser experimental hasta cierto punto, pero que nunca será puramente experimental: la astronomía. Por lo que no estoy nada de acuerdo con ese párrafo, de hecho yo lo habría escrito diciendo: "lo que realmente impulsa a la ciencia es la observación".
¡Buen fin de semana y una semana mejor para todos!
¡Hola Jorge!
EliminarEstoy de acuerdo contigo en tus dos primeros primeros puntos, pero no con el último (jejeje ;)).
A nivel científico no veo demasiada diferencia entre observaciones y experimentos (aunque está claro que no son lo mismo). Los experimentos no dejan de ser observaciones muy controladas. Y, al igual que los experimentos pueden ser una evidencia, varias observaciones pueden serlo también.
Y sí que veo dos partes fundamentales de cualquier ciencia: la teoría y el experimento (u observaciones, si no se puede experimentar). Además: se realimentan mutuamente dándose forma la una a la otra repetidamente. El experimento (u observación) dan pie a las teorías y estas configuran los experimentos. Y las teorías se crean o se modifican según los experimentos.
A mí sí que me gusta la frase, y estoy bastante de acuerdo con ella.
¡Saludos!
Precisamente esa es la diferencia entre observación y experimento. En un experimento tu controlas el montaje e incluso lo que quieres medir. En una observación dependes de "la buena voluntad" de lo que estés observando. Imagina que planteas una observación para medir supernovas Tipo II en galaxias cercanas, tienes un montaje con tus fotómetros, espectrografos, fibra óptica y lo vas a hacer durante 2 años. Es posible que ni si pones todas los observatorios del mundo a hacerlo, puedas observar una de estas supernovas en ese tiempo y, cuando desmontes todo, ¡zas! una supernova...
EliminarEn cualquier caso, si dices que "Los experimentos no dejan de ser observaciones muy controladas", creo que sí estás de acuerdo conmigo, sobre todo porque propongo cambiar la frase por "lo que realmente impulsa a la ciencia es la observación" ;o))
¡Saludos!
XD XD
EliminarMe alegra de que coincidamos en que "los experimentos no dejan de ser observaciones muy controladas".
Pero está claro que disentimos en "lo que realmente impulsa a la ciencia es la observación". Pues, en ciencia, impulsa tanto la teoría como la observación. Tal como dice Cristina, las dos líneas de trabajo están entrelazadas. Y como dice Jose Antonio, la ciencia es un vehículo híbrido en que en ocasiones el motor es la teoría y otras lo es la observación. Pues las dos se realimentan mutuamente siendo respectivamente la razón principal de que cambien. La teoría puede hacer que se sepa qué observar (o experimentar) y la observación puede cambiar o modificar las teorías.
A ver si descubro en qué disentimos: ¿No estás de acuerdo en que la teoría da pistas de lo que se ha de observar? ¿O, tal vez, no estás de acuerdo en que este hecho sea lo suficientemente relevante para decir que la teoría es un motor igual de importante que la observación para la ciencia?
¡Saludos!
Pues disentimos en la primera pregunta y estamos casi de acuerdo en la segunda, jajaja.
EliminarLa teoría no da pistas para lo que se ha de observar, sino que hace predicciones. Una teoría tiene que por un lado explicar algo que se ha observado (y si me apuras, experimentado) y hacer predicciones sobre algo que no se ha observado. El matiz entre predicción y dar pistas es que si una teoría dice que "puede que haya algo por ahí que no hemos visto" para que la observación y el experimento lo busquen, está dando pistas pero no es una buena teoría. Si dijera "ahí está esto, pero todavía no lo hemos visto", entonces es una predicción.
Podría aceptar que la teoría es tan importante como la observación, pero solo si la teoría hace predicciones fiables y observables y ese es el problema, que muchas veces se llama teoría a algo que no lo es (y estoy pensando en MOND, Teoría de cuerdas, etc) y solo si están entrelazadas como dice Cristina. En este caso no estoy del todo de acuerdo con José Antonio ya que si avanza la teoría, pero la observación no lo confirma, no hay avance. En cambio si la observación avanza, puede que no haya teoría que lo explique, pero el hecho está ahí (por ejemplo, las curvas de rotación de galaxias son las que son, aunque no sabemos si la teoría buena es Materia oscura o MOND (que no lo es XDDD)
XDDD, pues a mí me gusta más el MOND que la Materia oscura ;P (¡como si tuviera alguna importancia el que me guste más! XD ).
EliminarA por la discusión: haces diferencias (entiendo que a modo de ejemplo) de lo que dicen las teorías entre: "puede que haya algo por ahí que no hemos visto” y "ahí está esto, pero todavía no lo hemos visto". Es cierto que la segunda (especialmente si se llega a encontrar lo que no se ha visto) es mejor teoría que la primera, pero hay veces que la primera (cuando existe muy poco conocimiento sobre un tema) puede servir de línea de trabajo para la ciencia; por lo que no creo que se deba menospreciar el valor de “las pistas”.
Veo que sólo aceptas la nomenclatura “teoría” para lo que ya es una “teoría científica” (es decir, que hace predicciones fiables y observables). No tengo problema en aceptarlo (pero al final me voy a unir a la lucha de Juan Carlos por la claridad en los términos “leyes”, “teorías”, “modelos”, etc... pues es terrible ;)). Si te parece bien, a lo que llamaba “teoría” lo llamaré “línea de trabajo teórica” (pues es a lo que me refería con “teoría”, y que creo que también se refería el autor).
MOND y la Teoría de cuerdas no son “teorías científicas” pues no tienen evidencias observacionales que las sustenten. Pero sí que creo que pueden ser “líneas de trabajo teóricas” que puedan llevar (algún día) a hacer alguna predicción que se pueda observar (aunque actualmente a nadie se le ocurra cómo hacerlo). O tal vez no, y hayan sido trabajos científicos infructuosos. Pero los dos son muy respetables como trabajo de los científicos, pues es necesario explorar diferentes posibilidades antes de encontrar la que mejor se ajuste a la verdad. Es así cómo funciona la ciencia.
También comentas "...no estoy del todo de acuerdo con José Antonio ya que si avanza la teoría, pero la observación no lo confirma, no hay avance". ¡Pues claro que se avanza! Avanza el trabajo científico descartando esa posibilidad. Refutar teorías es tan importante como confirmarlas (a nivel de trabajo científico, no a nivel de conocimiento científico), pues al hacerlo minimizamos las líneas de trabajo. Y es un gran error que no se reconozca más esta labor.
Recuerdo como en “Mala ciencia” Ben Goldacre (con toda la razón) arremetía contra aquellos investigadores que después de tener evidencias de que una terapia no era válida guardaban esos resultados en un cajón, pues estos no les darían el prestigio que deseaban. Y eso llevaba a que otros investigadores volvieran a hacer los mismos estudios, perdiéndose un tiempo y dinero valioso de forma inútil.
¡Vaya parrafada que me ha quedado! XD Mis disculpas :D
El problema es que no aceptáis la distinción entre teoría y modelo ;o)) Porque ahí hay una diferencia. Un modelo explica una parte de la realidad e intenta explicar algo que va más allá o no. Si no lo explica, tienes razón en que avanza la ciencia al refutar algo. Cuando se juntan varios modelos válidos, surge la teoría. Es cierto que a veces, por tradición una teoría se queda con el nombre de modelo (por ejemplo el modelo estándar).
Eliminar¡Ojo! MOND y la teoría de cuerdas si son científicas, lo que pasa es que o no explican del todo la realidad (e intentan ajustar sus modelos a las observaciones siendo incapaces de predecir) o predicen cosas que no se pueden demostrar ahora ni en varios años. Recuerdo leer alguna vez (aunque no estoy seguro donde, por lo que no lo consideres un argumento fiable) que para demostrar la teoría de cuerdas habría que construir un acelerador del tamaño de la órbita de Plutón.
Si lo que quiere decir el autor es "modelo" o "línea de investigación" en lugar de teoría, podría aceptarlo, pero siempre que incluya también las observaciones, si no la astronomía y la astrofísica no tendrían sentido porque no son experimentales y tampoco teóricas (se desarrollan modelos, pero no teorías como hacen los cosmólogos, aunque eso es otra historia y que no entran marco en la astronomía/astrofísica sino en el de la física teórica)
Tenemos que buscar algún libro sobre teorías/modelos/experimentos/observaciones. Nos lo íbamos a pasar en grande, discutiendo sobre ello ;o))
ResponderEliminarHola a todos, espero que estéis teniendo un bonito fin de semana.
Muchas gracias, Conxi por este preclaro resumen del capítulo 3.
¡No solo la ciencia necesita de héroes, creo que es inherente al género homo superviviente! ..jeje
Siempre me ha parecido poético que podamos reconocer a cada elemento por el color que emite; que esa distinto para cada uno, como una huella dactilar, permitiéndonos distinguirlos esten donde esten. Es cierto, Jorge, el autor se olvidó de Fraunhofer.
Sobre tu primera pregunta: No, no creo que Mendeléev fuera un genio, más bien creo que se dieron las circunstancias propicias para que acertara con la mejor organización de los elementos. De hecho ni tan siquiera fue él único en llegar a visualizar la tabla periódica tal como la conocemos. Pero la historia, que no es objetiva, le ha dado a él el mérito.
Para responder a tu segunda pregunta diría que lo que impulsa la ciencia es una trama compleja de todo ello. No podría escoger solo una línea de trabajo creo que están entrelazadas. Una teoría sin experimentación y/o observación, se asemejara a la magufería (que nadie se enfade). Una experimentación y/o observación sin una teoría que guíe por donde ir, sería un caos. Y todo ello, sin curiosidad, nada de nada.
Estoy disfrutando, gracias y buena semana a todos
¡Hola Cristina!
EliminarSí, tienes razón, es inherente al ser humano necesitar héroes. Es una de nuestras características como especie.
Estoy de acuerdo en que las dos líneas de trabajo (teoría y experimentación) en ciencia están entrelazadas (me ha gustado tu elección del verbo “entrelazar”). Son dos caras de la misma moneda igual de importantes. Yo tampoco puedo escoger ninguna de las dos. La teoría sin experimentación (que es lo que le puede dar validez) es (en el mejor de los casos) filosofía, y en el peor (como tú comentas) magufería. Y la experimentación sin teoría no tiene ningún sentido en ciencia.
¡Saludos!
Estoy con vosotras con lo del verbo "entrelazar". Yo elegiría el entrelazamiento entre ley (evidencia proveniente de observaciones y/o experimentos) y teoría (explicación que por narices debe de ser coherente con las observaciones, los experimentos y las leyes que haya en ese instante).
EliminarY añado, como siempre hago, que creo que es un error lo que hacen algunas
ramas científicas cuando usan la palabra teoría para hablar de un conjunto coherente de meras hipótesis todavía no comprobadas experimentalmente (me gustaría que no se mezclara el concepto de teoría matemática con el de teoría científica). Siempre he dicho que genera mucho ruido y desconcierto en los que desconocen como funciona el proceder científico.
Saludos
Tienes razón en que es muy complicado para el lego entender el desorden que existe en la nomenclatura de los modelos científicos. Y que nos entenderíamos mucho mejor si existieran unas normas claras para estos que dependieran de su nivel de evidencia.
EliminarPero Juan Carlos, creo que esta lucha es como la de Don Quijote contra los molinos ;). No creo que nadie nos haga caso :(, XD.
Aunque, va, voy a defender el status quo ;P :
La nomenclatura de los modelos se basa más en el nombre en que históricamente fueron conocidos (y concebidos) que el nivel de evidencia que tienen en la actualidad. Y supongo que de esta manera les es más fácil su identificación que cambiarles el nombre cada vez que cambia ese nivel de evidencia.
¡Hola a todos!
ResponderEliminarMe apetecía mucho enfrascarme a comentar teniendo a Mendeléiev como protagonista. Más allá del mérito que tuvo encajando una estructura que los demás habían comenzado a vislumbrar, es un personaje jugoso para una buena historia. Este “profeta del orden químico” ascendió solito (y sin haberlo hecho antes) a 3.500 metros en un globo de hidrógeno para observar un eclipse solar, como un Ícaro en versión siberiana.
Más allá de su genialidad como científico, estos son los héroes de los que se nutren las historias, incluso las de ciencia. Por eso, como menciona el libro, se "tiende a recordar sólo los triunfos de Mendeléiev". Si se le puede atribuir algo de genio, en mi opinión, reside en su capacidad de observación fundamentada en lo bien que conocía los elementos (sobre todo, los metales) a pie de laboratorio. Por eso, donde los demás vieron huecos desconcertantes, él vio una oportunidad de predecir un elemento desconocido hasta entonces.
También echo de menos a Fraunhofer, además de por pionero de la espectroscopía, porque su historia es igual de jugosa si tenemos en cuenta que, tras el derrumbe del taller de cristalería donde trabajaba como aprendiz, el propio Maximiliano I dirigió el rescate del pobre muchacho de 14 años y se aseguró de que no le faltara apoyo para sus estudios.
En cuanto a qué es lo que impulsa la ciencia, yo la imagino como un vehículo híbrido en el que se alternan distintos motores. En ocasiones una teoría dirige el camino; en otras, la paradoja en una observación abre nuevas preguntas no formuladas hasta entonces; y en otras, una predicción atrevida debe esperar décadas para ponerse a prueba.
Que tengáis todos muy buena semana.
Me gusta el símil de vehículo híbrido.
Eliminar¡Hola Jose Antonio!
ResponderEliminarMe ha encantado lo que nos cuentas de Mendeléev :).
Y sí, (como habéis comentado todos) no acabo de entender el porqué no ha mencionado a Fraunhofer, pues este sí que tiene una verdadera historia heroica.
También estoy de acuerdo con esto que dices de que la ciencia es un “vehículo híbrido” impulsado por estos dos motores: la teoría y el experimento. Y que uno no destaca sobre el otro, alternándose ese impulso del que habla el autor.
Por lo que no es ciencia todo aquello que no incluya estas dos líneas de trabajo (sustituyendo “experimento” por observaciones en el caso de que la ciencia tenga limitada la experimentación).
¡Saludos!
Hola a todos
ResponderEliminarLo primero, este capítulo está genial, y el resumen también está genial. Desde mi punto de vista ha merecido la pena y las críticas que hacéis (y que yo haré al final) son solo "detallicos"
Lo de ciencia experimental o teórica ya lo he comentado en alguna de vuestras respuestas.
Lo de los héroes, aunque necesarios, intento siempre no "tenerlos". Como profesor siempre he intentado hablarle a mis alumnos de sus cosas buenas y sus cosas malas, hacerles ver que NADIE es perfecto y que por lo tanto NUNCA se deben dejar arrastrar por una persona ciegamente. Muchas veces observo que otros profesores, más en algunas asignaturas que en otras, intentan justamente lo contrario... no sé, lo mismo estoy equivocado, pero de momento creo que les hace más bien a los alumnos mi postura que la de otros. Podéis opinar, es un debate abierto "en mi cabeza" (la verdad es que creo que no idolatro a nadie, lo cual no quiere decir que no admire a las personas que consiguen cosas que yo creo importantes).
Por último decir que es un "fallo" que no haya mencionado a Fraunhofer (quizás salga después) pero me ha parecido más grave que no explique como se forman las líneas espectrales (si explicó los orbitales en capítulos anteriores, la transición de electrones entre ellos no costaba tanto, un párrafo le hubiera bastado para dejarlo razonablemente claro); y yo añadiría que me ha parecido corto como explica la irrupción de los gases nobles (aunque imagino que volverá a ellos más adelante).
Un saludo a todos
¡Hola Juan Carlos!
EliminarNuestra pasión por las historias heroicas también forma parte de lo que somos. Todas las culturas, desde que se tiene noticia, las han tenido (me viene a la cabeza la Epopeya de Gilgamesh escrita hace más de 4000 años). Se siente cierto placer al conectar emocionalmente con un héroe cuando sale victorioso en una historia. Es posible que esta sea la razón de nuestra debilidad por ellos.
Pero estoy de acuerdo contigo. No creo que sea bueno idealizar a alguien, sobre todo porque no es realista. Nadie es perfecto, porque la evolución no nos ha moldeado para que lo fuéramos. Todos tenemos nuestras grandezas y nuestras miserias. Y, aunque creo lícito admirar a los que tienen un porcentaje de “grandeza” mayor que de “miserias”, intento no olvidar que también las tienen (y que hay veces que su historia da la vuelta a ese porcentaje).
Pero, por otro lado, veo la utilidad docente de ensalzar a unos personajes llevándolos a la categoría de héroes, pues eso capta rápidamente la atención de los alumnos. Porque estoy convencida (más que nada por mi propia experiencia) de que las emociones positivas ayudan al aprendizaje.
A mi hijo, para captar su atención, muchas veces también he ensalzado las peripecias de algún personaje, y va cuando ya lo había idealizado, le explicaba eso: que nadie es perfecto y que esa persona también tenía sus defectos.
¡Saludos!
Me sumo totalmente a tu razonamiento, Conxi. :-)
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarHola a todos.
ResponderEliminarEste tercer capitulo me ha gustado más, ha sido una lectura amena y he aprendido cosas nuevas, justo lo que me gusta de un buen libro de divulgación científica, si a eso le añado lo que he disfrutado leyendo vuestros comentarios, pues mi disfrute ha sido muy grande.
Como dicen en Eurovisión..."vale, gracias,pero denos sus votos de una vez..." pues ahí van mis comentarios:
-También he echado de menos a Fraunhofer.
-Creo que la ciencia avanza a partes iguales por la observación (tanto de fenómenos naturales como experimentales) y por las teorías que hacen hombres con grandes dotes de observación, abstracción e intuición. Me ha gustado vuestra discusión al ese respeto, pero considero que si diferenciamos entre "hipótesis" y "teorías" los puntos de vista que habéis expresado se acercarían bastante.
-Estoy de acuerdo en no idealizar a nadie, ni convertir en héroe a quien no lo es (algunos sí que lo son) pero no considero que sea malo tener "modelos" en quien fijarse, especialmente los niños y jóvenes, eso sí, siendo honesto con ellos y hablándoles también de sus errores.
Saludos. Eduardo.
Buenas de nuevo a tod@s.
ResponderEliminarLa verdad es que de momento este ha sido el mejor capítulo. Mucho más hilado, sin grandes saltos y me estoy haciendo fan de los títulos de los capítulos. Creo que es muy redonda la analogía entre Darwin y Mendeleev en el sentido de ser capaces de ordenar una serie de entes (seres vivos o elementos químicos) y encontrar un argumento que los une a todos y permite ordenarlos. Y como la visita oportuna al lugar adecuado en el momento adecuado (Galápagos) puede proveer los datos necesarios para vislumbrar lo que sólo los ojos y mentes avezadas pueden ver.
En cuanto al tema de idealizar un personaje histórico hasta elevarlo a la posición de "genio" pienso parecido a Conxi en el sentido de que la idealización es interesante al inicio como forma de "enganchar". Puede servir como elemento motivador para las jóvenes mentes científicas decirles qué hombres y mujeres forman el Olimpo de la Ciencia. Posiblemente, si alguno de esos "dioses" llega a convertirse en un modelo para alguien, se interese más por él. De ahí en adelante, el resto es inevitable. Un estudio más profundo siempre lleva a la conclusión de que todos eran humanos, que tenían problemas corrientes y preocupaciones corrientes (como el libro que tenía que entregar Mendeleev porque se había comprometido con su editor). Por otra parte, también se descubre que lo hace diferente a esas personas no es su condición de "dioses" entendidas como aptitudes extraordinarias, sino su curiosidad o su raciocinio que son más bien actitudes.
Con respecto al tema Teoría vs. experimento, me quedo con la comparación con el coche híbrido. Si entendemos la Ciencia como método de entendimiento de la naturaleza que nos rodea, la Teoría trata el desarrollo del modelo a seguir y el Experimento/Observación pone a prueba el modelo contra la realidad. Por lo que, como dice Cristina, están entrlezadas una a la otra.
Sin embargo, si hay que decidir, entre "querer más a papá o a mamá" (jajaja), me quedaría con la observación/experimentación, ya que hay otras ramas de la Ciencia donde el papel de la Teoría no es tan relevante. Es el caso de las Ciencias de la Salud, donde se trabaja con elementos tan complejos (células, órganos, organismos completos,...) que no hay disponibles Teoría que permitan hacer predicciones medianamente precisas. En estos casos, la Ciencia avanza en base a una experimentación muy controlada y la Teoría se genera como una consecuencia de la experimentación.
Estas dicotomías me parecen fascinantes, la verdad. Estoy disfrutando muchísimo con el debate. Os sigo leyendo...y perdón por el comentario tan largo.
Saludoss
Que no llego, que no llego
ResponderEliminarGracias por el resumen Conxi, no me hubiese perdido nada sin leer el capítulo y no sería el último en comentar.
Como ya está casi todo dicho, sólo me posiciono:
Un genio nos muestra algo a lo que nadie se ha acercado, Dmitri no lo es.
De Fraunhofer no me había acordado y me uno a la queja.
Apoyo el entrelazamiento observación, experimentación, parte teórica. Pero la teoría debe predecir para aportar. Aunque también acepto el error como pequeño avance.
La mejora en la calidad del capítulo puede deberse a que nos estamos acostumbrado a su forma de contar historias o a que se retrasó en el capítulo y lo tuvo que acabar deprisa y corriendo ;-)
Totalmente de acuerdo en la necesidad de mostrar las carencias de cualquier personaje. Es más lo utilizaré cuando mis alumnos se quejen de que me equivoco mucho en le pizarra.
Hasta pronto
Menos mal que alguien me da un poquito la razón. Quizás me expliqué mal.
EliminarVeamos, yo NO estoy diciendo que no hable de las cosas maravillosas que hace determinada gente, yo estoy diciendo que me gusta mostrar sus carencias y sus virtudes simultáneamente. Insisto. Creo que crear mitos no fomenta ningún valor positivo (y si puede potenciar otros negativos: competitividad, arrogancia, frustración...). Por el contrario, si mostramos que una persona (todas las personas) tienen cosas positivas y cosas negativas, les mandamos un mensaje de "tú también puedes lograr cosas (aunque no cualquier cosa, pero esto ya daría para otro debate)" y "se un poco más tolerante con los defectos ajenos (que si te miras con detenimiento al espejo es posible que no te reconozcas)".
Lo dicho, yo seguiré haciéndolo así. Pero si consideráis que estoy equivocado no dudéis en intentad hacerme cambiar de opinión (aunque un rasgo positivo/negativo que tengo es ser un poco cabezón, aunque también soy tolerante y escucho lo que se me dice, por eso algunas veces cambio de opinión, jajaja...)
Saludos