sábado, 2 de abril de 2016

Capítulo 5. Hay un gorila entre nosotros

Cuanto más profundizamos en el libro, más me sorprende y más me gusta. Ya lo hemos comentado en los anteriores capítulos, pero creo que la explicación de la neurociencia ¾el conocimiento de cómo funciona nuestro cerebro y que a todos nos llama tanto la atención¾ por medio de la magia; así como conocer algunos de los métodos que emplean los magos para deslumbrarnos es una idea magnífica.

En este capítulo continuamos con las ilusiones cognitivas, profundizando en la forma en que empleamos nuestra visión y centramos  nuestra atención.


Nos recuerdan que en la magia es muy importante el espacio personal, lo que nos neurocientíficos llaman “espacio peripersonal”. La neurociencia ha empezado a descifrar su base neuronal en el cerebro, hallando que se trata de una construcción que éste crea como parte del cuerpo de nuestra mente. Hablando más claro: Por lo que respecta al cerebro, el espacio físico que nos rodea constituye literalmente una parte de nuestro cuerpo (el ejemplo que más me ha gustado es el de que podamos hacerle cosquillas a un niño sólo con mover los dedos en el aire por encima de sus costillas). Este espacio que nos rodea es el lugar donde los magos hacen gran parte de su trabajo.

Para comprender cómo lo hacen es útil entender lo que sabemos sobre la neurociencia de los movimientos del ojo. Existen dos clases de movimientos, y ambos sirven a diferentes propósitos y probablemente estén controlados por distintos subsistemas del sistema locomotor.

El primer tipo de movimiento es el llamado “movimiento sacádico”: los ojos se mueven rápida y casi instantáneamente de un punto a otro, aunque hay unos breves instantes entre cada "sacada" en el que los ojos están casi quietos. Estos movimientos son vitales para la visión porque nuestros ojos sólo pueden distinguir detalles finos en un círculo muy pequeño que se encuentra en el centro mismo de la retina (únicamente cubre una décima parte del uno por ciento de nuestra retina). De esta forma, la mayor parte del campo visual circundante resulta de una pobreza sorprendente. El motivo de que nuestra visión no nos parece nula en un noventa y nueve coma nueve por ciento se debe a los movimientos sacádicos.

Y aquí es donde entra la compleja máquina que es nuestro cerebro: suprime la imagen borrosa e integra los pequeños fragmentos de la información que ha recibido en cada fijación (los instantes en que los ojos están quietos) para ofrecer a nuestra consciencia visual un retrato detallado y en apariencia estable de la escena visual que se halla ante nosotros. Dicho así parece fácil, pero si lo pensamos con detenimiento, la tarea que lleva a cabo el cerebro en microsegundos es de una complejidad que abruma.

Además de esto, las neuronas de nuestro sistema visual están diseñadas para detectar los cambios. Por eso, cuando las condiciones del entorno permanecen estáticas, las neuronas se adaptan reduciendo su nivel de disparo: es como si las neuronas decidieran ignorar un estímulo que es constante para ahorrar energía y así poder reaccionar de forma más eficiente cuando reciba un estímulo que sí cambie. Por lo tanto, una escena visual estática puede, sencillamente, desvanecerse ante nuestros ojos.

El segundo tipo de movimiento ocular, denominado de “seguimiento” o “persecución suave”, es aquel en el que los ojos se mueven en una trayectoria continua e ininterrumpida, sin pausas ni sacudidas. La persecución suave sólo se produce cuando seguimos el estímulo de un objeto que se mueve.

Cuando observamos una mano moviéndose a toda velocidad en línea recta, nuestros ojos ¾y nuestra atención¾ se disparan automáticamente hacia el final del recorrido. Por esta razón, un carterista realizará un gesto rápido y lineal si quiere minimizar nuestra capacidad de prestar atención al recorrido mismo. Por el contrario, una mano que se mueva dibujando un arco desencadenará un mecanismo de seguimiento completamente distinto. En ese caso, no podremos predecir hacia dónde va la mano, de modo que tendremos que fijarnos en ella y seguir su trayectoria; por eso no notaremos nada cuando ese mismo carterista deslice su otra mano en nuestro bolsillo y nos birle la cartera.


Y de aquí pasamos a la “atención”. Ya hemos visto en otros capítulos que la atención “abierta” se da cuando dirigimos deliberadamente nuestros ojos hacia un objeto y fijamos nuestra atención en él; mientras que la “atención encubierta” es el acto mediante el cual miramos una cosa pero en realidad estamos fijando nuestra atención en otra. Para describir los métodos que emplean los magos cuando “manipulan” estos conceptos, los autores han acuñado los términos “desviación abierta de la atención” y “desviación encubierta de la atención”. En la primera, los magos consiguen que apartemos la mirada del método en que se basa el truco atrayendo nuestra mirada hacia algo cuyo interés es falso mientras realizan su acción secreta en otro lado.

En cambio, la desviación encubierta de la atención es más sutil. El mago aleja nuestro foco de atención del método que utiliza sin necesidad de redirigir nuestra mirada. En realidad, podemos mirar directamente el método que hay detrás del truco, pero nos pasa completamente inadvertido porque estamos centrando la atención en otra parte. Miramos, pero no vemos.

Esto es así porque cuando focalizamos nuestra atención nos aseguramos que ejecutaremos cualquier tarea de forma óptima pero, al mismo tiempo, esa focalización nos impide ver otros datos aparentemente irrelevantes que pueden llegar a ser más importantes que la tarea misma. Además, el cerebro suprime de forma más intensa los elementos que distraen cuando estamos realizando una tarea difícil (como cuando intentamos concentrarnos en algo) que durante una tarea fácil (como cuando estamos relajados).

Para explicar mejor este fenómeno, el libro nos cuenta el ejemplo de un gorila que se pasea por una cancha de baloncesto, pero yo prefiero el de otro gorila: un experimento en el que unos radiólogosobservaban unas radiografías buscando nódulos cancerígenos, pero no veían en esa radiografía (un83% de ellos) la imagen de una persona disfrazada como un gorila.

Muchos neurocientíficos pensaban que el gorila se volvía “invisible”. En realidad se trata de una desviación encubierta de la atención. El gorila resulta invisible incluso cuando se le mira porque la tarea que se le ha pedido al observador (en mi ejemplo, buscar nódulos cancerígenos) lo distrae del gorila. El estudio señala que la percepción visual es algo más que un puñado de fotones entrando en los ojos y activando el cerebro. Para ver algo de verdad, hay que prestarle atención.


Y esto tiene mucho que ver con la multitarea, una conducta de lo más cotidiana en nuestro mundo tecnológico actual. Se ha demostrado que la multitarea, es decir, la capacidad de hacer varias cosas a la vez con eficacia, es un mito. Nuestro cerebro no está diseñado para ocuparse de dos o tres cosas al mismo tiempo, está configurado para responder una a una.


El filósofo Epicuro sentenció: No desperdicies aquello que ya tienes por desear lo que no tienes; recuerda que lo que ahora tienes fue lo que hace tiempo deseabas obtener.

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Tras leer este capítulo cada vez tengo más claro que nuestra visión tiene muchas limitaciones, pero que, al mismo tiempo, muchas de esas limitaciones las suple la maravillosa "maquinaria" del cerebro. ¿Cómo afecta/afectará -si lo hace- la revolución tecnológica en la que estamos inmersos a la forma en que nos relacionamos no solo con quienes nos rodean, sino con la naturaleza y nuestro entorno?

17 comentarios:

  1. Hoy voy con prisas...

    José Luis, muchas gracias por el resumen. Me sabe mal pero no sé muy bien cómo contestar a tu pregunta, pues dudo a qué revolución tecnológica exactamente te refieres. ¿A internet? :(

    Juan Carlos seguro que habrá visto en este capítulo más implicaciones de la atención en la educación. Y esta vez he intentado ponerle imaginación, pero solo se me ha ocurrido que mientras se enseñe hacer círculos en la pizarra sobre las partes importantes de la lección (“el ojo se siente más atraído por las líneas curvas que por las rectas”) ;). Vale, no tengo ni idea y lo más seguro es que no funcione XD.

    Otra tema en el que se hace incapié en el capítulo es el peligro que supone conducir cuando a la vez se realiza cualquier tarea auditiva como escuchar, aunque se use el sistema de manos libres (“Cuando prestamos atención a la conversación que mantenemos por teléfono, «bajamos el volumen» de las partes visuales del cerebro, y viceversa”). Y yo me pregunto, ¿también cuando se está escuchando la radio? ¿y la música?

    No me gusta conducir, y una de las razones es el peligro (y por tanto la responsabilidad) que conlleva. Pues, ¡es tan fácil distraerte!

    ¡Que tengáis una feliz semana!

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    1. Con respecto a lo de la conducción yo creo que lo malo es concentrarte mucho en una cosa, por lo tanto opino que no todas las conversaciones telefónicas son malas (cuando mi mujer trabajaba en Córdoba y terminaba el jueves por la noche a las 22:30, como estaba deseando ver a su hija -2 añitos- cogía el coche y con el manos libres hablábamos durante horas hasta que llegará -3 horas de camino-) y por la misma razón según cómo escuchemos las noticias de la radio o la música será o no peligroso (repito lo que he puesto en mi comentario, cada cabeza funciona de una manera y debemos de trabajar el "equilibrio" para hacer lo adecuado en cada momento)

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    2. Contxi, cuando me refería a lo revolución tecnológica lo hacía en la forma más amplia posible, no solo internet: pensemos por ejemplo que nuestros teléfonos móviles no son simples teléfonos, ni tampoco ordenadores pequeños que permiten acceder a internet. La combinación de comunicación, portabilidad, acceso a internet, GPS, cámara, redes sociales etc. abre un abanico casi inmenso de formas de relacionarnos con los demás (y caso todas ellas no contemplan la relación cara a cara). Y si a esto le unimos el "internet de las cosas", los relojes inteligentes, la realidad aumentada y demás, la lista no termina.

      Pensemos también en el caso de los coches autónomos. Siguiendo con tu ejemplo, cuando no tengamos que conducir para ir de un lugar a otro porque el coche sea capaz de hacerlo solo, ¿qué haremos en esos ratos? Pues seguramente estar conectados a internet manteniendo videoconferencias, leyendo el correo electrónico o preparando una reunión/clase etc. importante.

      Poniendo esto en relación con el capítulo, ¿qué cantidad de estímulos dejaremos de recibir al estar cada vez más pendientes de una pequeña pantalla?

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    3. No comparto tu visión catastrófica, José Luis. Recibiremos estímulos distintos.

      Por qué no cambias tu última pregunta ¿qué cantidad de estímulos recibían hace 200 años?
      La alimentación, la conversación... eran monótonos. Los estudios eran solo para unos pocos... tenían muchos menos estímulos.
      Demuestras una visión muy catastrófica cuando, en vez de pensar que cuando los coches sean automáticos tendrás más tiempo para aprovecharlo en otras cosas, piensas que lo perderán en pantallicas. Sería lo mismo que si yo dijera que la automatización del campo trajo consigo que los agricultores perdieran el tiempo en los bares bebiendo (quizás ocurrió pero, a la larga, los que no cayeron en el alcoholismo mejoraron su bienestar).
      Nota al párrafo anterior: no se si el ejemplo es adecuado pero creo que se me entiendo.

      Nota final: seguiré dándote caña en el comentario de Cristina

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  2. Hola José Luis, me gusta leerte.

    Antes de nada: "Para ver algo de verdad hay que prestarle atención" +1000, poco más que decir.
    Lo segundo (aunque no tiene nada que ver), opino que: "Para aprender algo de verdad hay que trabajarlo e interrelacionarlo de manera adecuada con lo que tenemos en la memoria". Lo digo porque para aprender no vale solo la atención (es todavía más complejo). Ya dejo el tema.

    Hablando de movimientos rectos y de movimientos curvos ¿alguno habéis pensado en los directores de bandas musicales? Ahí lo dejo.

    Sobre la multitarea decir que estoy dándole vueltas: es cierto que eres menos eficiente pero, ser eficiente es lo más adecuado. Por ejemplo, tengo una amiga que se concentra tanto que en algunos exámenes tenía serios problemas para salir airosa ya que una vez que se ponía en tarea no "atendía" a las pequeñas explicaciones que daba el profesor. Es creativa, mucho más inteligente que yo, del mundo de las Ciencias... me quedé a cuadros cuando me lo dijo (desde entonces intento localizar alumnos que tienen ese problema, en los exámenes si tengo que cambiar un dato me paso mesa por mesa cambiándolo...). Lo dicho ¿ser más eficiente es lo más adecuado?
    También he pensado que desde el punto de vista evolutivo necesitamos ser multitarea y he pensado que quizás por eso tenemos esa capacidad de desarrollar trabajos mecánicamente (conducir, tender ropa...).
    Resumiendo: no dudo que el cerebro tenga que trabajar tarea a tarea, pero no nos pongamos a hacer simplificaciones peligrosas. Me ha parecido que algún que otro párrafo les ha quedado mal redactado (o quizás era lo que pretendían) porque al leerlo he pensado que le daban demasiado peso a sus opiniones personales (en algún momento me ha parecido que les ponían la etiqueta de irresponsables en el trabajo a los que utilizan en determinados contextos las nuevas tecnologías, obviando que quizás ellos accedieran en ese momento a alguna información relevante que les llegará por ese conducto y eso les ayudaría a tomar decisiones más correctas, recuérdese el ejemplo que he puesto). Todo es muy complejo y en el equilibrio está la virtud.

    Y ahora si que voy a tu pregunta: ¿cómo nos afectará la revolución tecnológica?
    Pues mi respuesta es clara. Creo que afectará: a base de trabajar de una determinada manera creo que nuestra mente se adaptará a esa manera (¿creo que eso es un ejemplo de plasticidad neuronal, pero no me hagáis caso que no domino estos temas?).
    Pero, ¿eso es malo o es bueno? Mi respuesta es clara. Creo que será bueno para el individuo si encuentra el equilibrio
    Pero, ¿cuál es la dosis correcta? Mi respuesta es clara. Ni puñetera idea, jajaja... Cada cabeza tiene unas tendencias u otras, además con los primeros aprendizajes aparecen distintas formas de procesar la información en cada cabecita, es todo un mundo increíble en el que no podemos realizar generalizaciones muy salvajes. Opino que:
    Cada uno tiene la responsabilidad de trabajar día a día por llegar al equilibrio, porque el aprendizaje nunca termina (y además quizás tengamos incluso que intentar destruir esquemas mentales que pensábamos adecuados). Y las implicaciones en el Sistema Educativo también son claras: a mi juicio no podemos centrarnos en un solo tipo de enseñanza y tampoco podemos dejar a juicio de unos sesgos personales lo que es correcto o no (porque nadie sabe el camino, como saberlo si por no saber no sabemos si lo que vemos lo vemos, jajaja...)

    Nada más, un saludo

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    1. Como siempre Juan Carlos, me parecen muy interesantes tus aportaciones. Y creo que para todos los "problemas" que se avecinan en relación con la tecnología y otras cuestiones, la evolución siempre ha tenido la solución: los mejores adaptados serán los que le lleven el gato al agua.

      Quizás nuestro cerebro no esté adaptado para la multitarea, pero eso es ahora. Dentro de 100, 200 o más años, el cerebro de nuestros descendientes será muy diferente del nuestro y cuando analicen nuestra forma de pensar y actuar en este ámbito, quizás piensen que se trata de una limitación incomprensible y no entiendan como llegamos a ocupar el lugar que ocupamos...

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  3. Gracias José Luis por tu resumen.

    Sobre la multitarea tengo algo que decir. En mi trabajo he de tomar un montón de micro decisiones lo más rápidamente posible y con los menos errores posibles. Eso me supone que no puedo detenerme, concentrarme y buscar información sobre la decisión a tomar porque no tengo tiempo ya que me están consultando otra cuestión. Es cierto que la multitarea no te deja concentrarte y no puedes ser del todo efectivo, pero a veces las circunstancias lo exigen y no te queda otro remedio que adaptarte. Lo que si os diré es que agota…jajaj y preferiría poder hacer las cosas más relajadamente. Así que estoy de acuerdo contigo Juan Carlos es que la multitarea es otra forma de adaptación.

    Sobre la pregunta, aquí os dejo una entrevista a Nicholas Carr, sobre su libro “Superficiales ” más tarde soco a la venta “Atrapados” para el que le interese el tema

    http://www.rtve.es/alacarta/audios/asuntos-propios/asuntos-propios-nicholas-carr-explica-como-cambiado-internet/1032606/

    Aunque yo no esté de acuerdo con él, os recomiendo “Atrapados”

    Cada avance tecnológico amplia, pero también amputa algo anterior, se pierde algo. ¿Es malo? Yo no lo creo. Ahora se escribe mas que nunca, se lee más que nunca y te puedes relacionar con personas afines a ti en la otra punta del mundo. ¿Perdemos profundidad de pensamiento?, yo no lo creo. N. Carr, es un poco catastrofista…ejeje

    Lo que sí creo es que toda nueva tecnología conlleva un tiempo de adaptación. Cuando surgieron los primeros coches fueron muchos que aseguraban que subiría exponencialmente la muerte de personas atropelladas. Al principio tal vez, pero si comparamos las muertes provocadas por infecciones de las toneladas de cacas de los caballos que había en las calles de las ciudades y los atropellos de los coches de caballos, creo que el coche salvo vidas.

    Buena semana a todos

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    1. Jajaja... me gusta la reflexión de las cacas de caballo pero que no la lean otros porque te contestarán que ahora se mueren por contaminación generada por los coches (y en grandes ciudades todos sabemos que es cierto)

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    2. Jajajaja. Pues, proporcionalmente...no sé que decirte. Las cacas de caballo llegaron a ser un problema muy grande en las grandes ciudades. El caso es que no se como encontrar, si las hay, estadísticas al respecto :/

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    3. Cristina, gracias por el enlace a la entrevista de Carr... yo, a diferencia de tí, creo que estoy bastante de acuerdo con algunas de sus afirmaciones.

      Tú dices "Ahora se escribe mas que nunca, se lee más que nunca y te puedes relacionar con personas afines a ti en la otra punta del mundo." Creo que es esencialmente cierto, pero quizás deberíamos reflexionar sobre qué se escribe, qué se lee, y de qué forma te relacionas con las personas; hablar más de la calidad que de la cantidad...

      Cada vez se escribe más, pero también se escriben más tonterías que llegan a un número cada vez mayor de personas que, por estar esencialmente pendientes de lo que dicen otros, no tienen un criterio propio y por eso son más tontas... (por favor, no os quedéis sólo con los calificativos, poned los que queráis. insustanciales, superficiales, indiferentes etc.)

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    4. No he visto en enlace pero, José Luis, con respecto a lo que dices que hay más tonterías: ¡No me imagino sabiendo lo que sé ahora sin las redes sociales!
      Quizás en Madrid la información era accesible pero, ¿cómo escuchar tantos puntos de vista? ¿cómo identificar mis errores dando mis clases? ¿cómo someter a debate mis ideas?... quizás el pensamiento individual se está diluyendo pero, eso es malo estando tan cargados de sesgos como estamos. Y si me dices que también tenemos que interiorizar la información, te pregunto ¿cuando quieres reflexionar no te retiras de la web 2.0 y tienes un diálogo contigo mismo? Estoy seguro de que tú lo haces (y yo también).

      Por lo tanto algunos se comportan como lelos dejándose llevar, pero otros intentamos mejorar y sin la web 2.0 no nos sería posible. Y por lo tanto mi sentencia es:
      Ojalá que cada vez se escriba más. Añado que ojalá que lo hagan muchos de los que no saben escribir (yo me considero de ellos), porque aunque no sepan escribir todos tenemos mucho que aportar (ideas que aporten algo), y quizás otros que saben escribir, puede ser que les entiendan y finalmente sean bien escritas. Y los lelos que sobrevivan, a la larga, mejorarán su nivel de bienestar.

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    5. Es cierto José Luis que se escriben toneladas de estupideces, insustanciales. Pero es que no se decían antes?  Lo que creo que ocurre es que ahora accedemos mas fácilmente,  tanto la información sería como las estupideces.
      Crees que eran sustanciales las conversaciones de los hombres en los bares de hace, tan solo 30 años? (o en las peluquerías ?) Posiblemente había de todo,  lo que no podías oirlas y ahora si.
      Yo misma, no se escribir,  no lo he hecho nunca,  no tenia con quien. Mis sesudas lecturas me las quedaba para mi, no sabía com quien compartirlas, ahora os tengo a todos vosotros :) Y estoy haciendo un esfuerzo por aprender a escribir , cosa que no podria hacer, si no fuera por toda esta demonizada tecnología,  por falta de tiempo. Ahora puedo escribiros desde el móvil  y  a la vez estoy comiendo. Te sirvo como ejemplo....? ;)

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    7. José Luis, tampoco estoy de acuerdo contigo, aunque no te falte razón cuando dices que ahora se escribe más pero también se escriben más tonterías. Pero es que nadie nace enseñado, y todos empezamos escribiendo tonterías (aunque algunos nunca las dejen de escribir - ahora estoy pensando en los magufos ;) -).

      Y, aunque pierda la práctica de conducir, estoy deseando que se comercialicen los coches autónomos, ¡seré de sus primeras clientas!

      Y estoy de acuerdo con Cristina que no es malo esto de que: “Cada avance tecnológico amplia, pero también amputa algo anterior, se pierde algo”. Pues en la balanza de los beneficios y los inconvenientes, en general, salimos ganando.

      Todo esto me recuerda a un texto de Platón en que un supuesto Sócrates nos cuenta que un faraón egipcio realizó la primera crítica que se conoce a una tecnología revolucionaria: la escritura. Y decía así: “Ella solo producirá el olvido en las almas de los que la conozcan, haciéndoles despreciar la memoria; confiados en este auxilio extraño abandonarán a caracteres materiales el cuidado de conservar los recuerdos, cuyo rastro habrá perdido su espíritu”.

      ¡Menos mal que nadie hizo caso a esta crítica! XD

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  4. Gran trabajo José Luis, es un placer leer el capítulo sin prestar demasiada atención a las descripciones técnicas pensando en releerlo y luego encontrarlo todo perfectamente organizado en el resumen.

    También me ha gustado el capítulo y coincido en que se siguen liando pero siendo la mayoría de nosotros muy poco ilustrados en el tema bastante bien lo vamos entendiendo

    Creo que la multitarea tal como la realizamos no es más que ir saltando de tarea en tarea en tarea de forma que creemos que hacemos varias cosas a la vez, como movimientos sacádicos. El poder realizar más de una cosa bien "a la vez" es algo posible con entrenamiento. Pienso que dentro de unos años será posible. Aquí enlazo con la propuesta de debate. Las nuevas tecnologías nos mostrarán las cosas mucho más enfocadas en lo que nos interese por lo que la atención sobre lo importante será más sencilla. Eso sí nos permitirá cambiar de tarea sin demasiado esfuerzo, dejando aparte lo que nos cueste centrarnos.
    Respecto a lo que se escribe hoy día, coincido con Cristina. Los cuñaos han existido siempre, el que puedas leer a más cantidad de ellos no varía que siguen diciendo lo mismo que en en la intimidad.

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  5. ¡Hola a todos!

    Buen trabajo José Luis, me ha gustado mucho el resumen, es como leer el capítulo por segunda vez pero empleando menos tiempo.

    Esta semana voy muy retrasado, acabo de terminar de leer el capítulo y ya habéis comentado muchas cosas, así que sólo daré mi opinión.

    En cuanto a la pregunta, yo también creo que no afectará a nuestra relación con el entorno, de hecho nos adaptaremos rápidamente, incluso ya lo estamos haciendo. Por poner un ejemplo, todos tenemos tendencia a hacer fotos con el móvil de cualquier cosa. Para mí es una mejora de la atención a todo lo que nos rodea. Normalmente observamos con los ojos y vemos muchas cosas, pero también nos perdemos otras. Cuando hacemos una foto y la miramos para recordar el momento, en ocasiones vemos cosas a las que no habíamos prestado atención "en directo": una persona que se le ha caído algo, un pájaro, un avión...

    También en las relaciones con las personas podemos prestar atención de una manera distinta. Es cierto que si vamos por la calle hablando con el móvil o enviando mensajes no prestamos atención al resto de personas, pero para algunos despistados como yo, puede ocurrir estar con una persona hablando y no fijarte, como me pasó la semana pasada, que estaba embarazada y sólo prestar atención una vez te lo ha dicho a través de un mensaje. Quizá es que yo soy muy despistado, pero si no llega a ser por eso, no me habría enterado hasta que no hubiera sido más evidente.

    En cuanto a la multitarea, coincido en que no somos capaces de hacer varias cosas a la vez. De hecho, si estamos haciendo una tarea pero pensando en otra, perdemos la atención de la primera y el resultado no es tan satisfactorio. El problema es que creo que es algo innato a nosotros: a pesar de estar haciendo algo, ya queremos hacer otra cosa. Para mi desgracia, a mi me pasa con la lectura. Siempre estoy leyendo varios libros a la vez. Cuando me pongo con uno, empiezo a pensar en otro y a veces pierdo la atención de lo que estoy leyendo porque estoy pensando en lo que me pierdo por no estar leyendo el otro libro. Creo que nunca podremos dejar de tener tendencia a la multitarea (aunque no la ejecutemos en cierto momento).

    ¡Espero poder ponerme al día con el siguiente capítulo de Conxi!

    Saludos

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