En esta ocasión nos adentramos en el jardín de Mendeléiev:
la tabla periódica de los elementos, o como Sacks lo define, un jardín
“encantado”, un jardín real, la clave del universo.
Este capítulo está dedicado por entero a recorrer la
historia del descubrimiento trascendental de que los elementos pueden ser
clasificados siguiendo unos principios fundamentales. Comenzamos el viaje en el Museo de Ciencia de
South Kensington donde nuestro protagonista ve por primera vez una enorme tabla
periódica donde estaban representados los elementos descubiertos hasta ese
momento (incluyendo una muestra de cada uno de ellos).
Ver los elementos así representados le permitió comprender
que el principio de la valencia era
fundamental, es decir, que la cantidad de enlaces químicos que pueden formar
los átomos de un elemento dado sirve para construir familias con analogías
químicas y físicas (ocho en total). Otro
principio fundamental eran las masas atómicas, que fueron determinadas
finalmente en el congreso de Karlsruhe de 1860.
A partir de este momento, la tabla periódica se convirtió
casi en una obsesión, volvía al Museo a examinar su disposición intentando
desentrañar todos sus significados ya que otorgaba un orden a un mundo en
principio caótico y sin sentido. Este
“descubrimiento” llevó a Sacks a querer conocer mejor la vida de Dimitri Mendeléiev
y, sobre todo, a leer el libro donde había publicado por primera vez su tabla: Los principios de la química (un texto
fundamental que continuó editándose durante muchos años y enriqueciéndose con
los nuevos descubrimientos).
Conociendo las vicisitudes del gran químico, podemos decir
que la tabla periódica surgió gracias a la tenacidad de la madre de Mendeléiev
quien recorrió miles de kilómetros con su hijo desde Siberia para que pudiese
estudiar en San Petersburgo. Éste demostró
poseer una gran curiosidad y un ansia por organizar principios de todo tipo
(como Linneo hiciera con los animales y plantas) hasta que apareció su tabla en
1869. Destacaré que pasó cerca de veinte
años meditando y analizando la cuestión antes de publicar su trabajo.
La ordenación de los elementos surgió al comprobar que la
masa atómica constituía un patrón, una estructura repetitiva, una periodicidad.
Alternando los cálculos y las corazonadas, moviéndose entre la intuición y el análisis, a las pocas semanas Mendeléiev había tabulado treinta y pico elementos en orden de menor a mayor masa atómica, una tabulación que ahora sugería que había una repetición de propiedades cada ocho elementos.
Lo más destacable es que Mendeléiev dejó vacios a propósito
varios espacios porque consideraba que había elementos “todavía
desconocidos”. Es decir, su teoría
permitía hacer predicciones acerca de cómo serían los elementos que aún no
habían sido identificados, gracias a lo cual su descubrimiento pronto fue tomado
como una ley básica de la naturaleza a pesar de que la piedra angular de toda
la tabla no fue prevista por él, ya que no es que faltara un elemento, sino
toda una familia: la de los gases inertes.
Una vez Sacks se empapó de todos estos conceptos, decidió
ponerlos a prueba por sí mismo interesándose por los elementos que faltaban,
como algunas tierras raras; y aventurándose a plantear la hipótesis de la
existencia de elementos más allá del uranio, el último conocido hasta después
de la Segunda Guerra Mundial.
Parecía que, de este modo, la tabla periódica podría extenderse a nuevos elementos más allá del uranio, elementos que podrían no existir ni siquiera en la naturaleza. No estaba claro que hubiera algún límite a esos elementos transuránicos: quizá los átomos de tales elementos serían demasiado grandes para mantenerse unidos. Pero el principio de la periodicidad era fundamental, y al parecer podía extenderse de manera indefinida.
Quiero terminar este resumen con otra cita del capítulo que
me parece interesantísima a la vista del intercambio de opiniones en la pasada
tertulia en relación a la belleza y la ciencia:
La tabla periódica era increíblemente hermosa, lo más hermoso que yo había visto. Jamás pude analizar de manera adecuada lo que yo quería dar a entender por belleza en este caso: ¿simplicidad?, ¿coherencia?, ¿ritmo?, ¿inevitabilidad? O quizá se trataba de la simetría, del hecho de que cada elemento quedara firmemente encerrado en su lugar, sin huecos ni excepciones, de modo que implicara la existencia de todo.
Y ahora el debate:
1. La ciencia es bella y "entra por los ojos". En este capítulo, Oliver queda maravillado ante la imagen de una enorme tabla periódica en el Museo de ciencias local, ¿fomentamos el acceso a los museos de corte científico (más allá de los más conocidos relacionados con el arte)?, ¿la ciencia se puede explicar bien en un museo?
2. El ser humano ha sentido, desde antiguo, una necesidad imperiosa por clasificar, ordenar y buscar patrones en la naturaleza. Esta mera actividad ha llevado a grandes descubrimientos pero, ¿existe realmente un orden "natural"?, el orden que podemos ver ¿es real?, ¿o es una mera construcción de nuestra mente que sencillamente se adapta bien a lo observado?
3. Creo haber encontrado otro guiño de Sacks a la elección de su futura carrera profesional cuando afirma que se dio cuenta del "poder trascendente de la mente humana y el hecho de que podía descubrir o descifrar los más profundos secretos de la naturaleza, para leer la mente de Dios". ¿Que opinión te merece esta afirmación?, ¿llegará el ser humano a tener un conocimiento "completo" de la realidad?
4. Yuri Oganessian y su equipo anunciaron en 2010 que habían sintetizado el elemento 117 (unos pocos núcleos) aunque la IUPAC y la IUPAP aún no lo han reconocido ¿la tabla periódica tiene algún final?, ¿seremos capaces de seguir sintetizando nuevos elementos? Y, si esto es así, ¿las predicciones de Mendeléiev seguirán teniendo validez?
Hola, me animo a comentar, a riesgo de ser el primero (y ser la primera vez que comento :b) y meter la pata. Disculpas adelantadas si fuera el caso.
ResponderEliminarEn relación con el primer punto del debate, me parece sumamente importante el tema de los museos: son un reclamo bastante más atrayentes para la gente que una conferencia aburrida o un documental soporífero. A la gente le gusta moverse e interactuar: palpar las cosas, ver cómo se deforman, etc. A los niños más aún, claro está.
Sin embargo, tengo que matizar esta opinión. Me gusta que haya museos de la ciencia, pero más gusta más que haya museos buenos. Me explico. He estado en sitios que se promocionaban como la Meca de la divulgación científica, todo muy fantabuloso pero que luego para mí aquello se parecía más al "Toys 'R' Us" que a otra cosa...
Por ejemplo, me encanta la idea del Parque de las Ciencias de Granada (http://www.parqueciencias.com/parqueciencias/). Me parece que una cosa así es lo que se necesita para empezar a tener un buen museo: es grande y vistoso. Pero falla en lo ensencial. Más que un sitio donde se exponga la Ciencia parece más bien un almacén de juguetes divertidos cuya principal función es que la gente aplauda. Y esto no estaría del todo mal si no fuera porque me he dado cuenta de que la gente se va de allí como si acabaran de salir del Circo: Saben que hay truco pero no saben cuál y ni pajolera idea de en qué consiste.
Es cierto que cuando era niño esto no me preocupaba gran cosa. Iba allí y me divertía. Veía cosas la mar de sorprendentes. Pero la verdad es que no tenía conciencia de estar en un "museo de ciencias".
Siendo esto así, echo de menos tener algo como el museo que se describe en el libro. Algo más formal, sin que esto implique que tenga que ser necesariamente aburrido (el pequeño Oliver se lo pasa pipa en el libro al parecer).
En Málaga tenemos el Principia (http://www.principia-malaga.com/p/) que es muy pequeñito y está claramente inspirado en el de Granada (por lo menos actualmente). Sin embargo, no sé si porque es MI museo de Ciencias (el de mi ciudad ;D), o porque conozco a la gente que trabaja allí desde hace años, me parece que todavía logramos que la gente que se va del Principia se lleve algo de Ciencia bajo el brazo.
Un museo que me gustó (descartado el Principia por cuestiones de imparcialidad) es el pequeño Museo de Ciencias Padre Suárez en Granada (http://www.museodeciencias.org/) que conocí gracias a un profesor de la facultad y que recomiendo a todo el mundo que pueda acercarse. Es un sitio que ha quedado oculto por culpa del Museo de Ciencias de Granada pero en el que se hace ciencia de verdad. No sé cómo estará actualmente porque no voy desde el 2009 pero si sigue más o menos igual merece la pena. La primera vez que fui allí sí que pude encontrarme con la ciencia frente a frente (¡yo, que en mi instituto la palabra laboratorio era un simple eufemismo!) y disfruté más incluso que con los juguetitos del resto de museos.
No obstante, recomiendo a todo el mundo que se pase por cualquiera de los tres que he nombrado, que, tecnicismos a parte, todos están muy bien y pasa uno un día muy agradable (especialmente en Málaga ;D).
Perdón por la parrafada y un saludo a todos.
Encantado de saludarte.
EliminarUn placer que te pases por aquí y que des tu opinión sincera (no hay duda de que si alguien quiere va a haber debate gracias a tu comentario).
No conozco el Principia (aunque he oído hablar mucho y bueno de él) ni el Padre Suárez. Al de Granada habré ido un par de veces y me gusta mucho, al de Valencia me negué a visitarlo porque al entrar lo ví roto (el acuarium estaba genial) y los Cosmos de la Caixa me han hecho disfrutar mucho. Pero entiendo lo que dices, no se si lo comparto pero lo entiendo.
Lo que si que es cierto es que en los formales se puede disfrutar mucho. En el Museo Británico de Londres vi a cantidad de niños corriendo por sus salas y completando las guías didácticas que habían diseñado sus profes: ¡era algo impresionante!.
Un saludo David. Y no te cortes, sigue participando.
Perdón, quería decir Daniel. Jajajaja…
EliminarSi te pasaras más por aquí no cometería un error tan tonto.
Me uno a la bienvenida esperando que te enganchen las tertulias y sigamos leyéndonos y debatiendo
EliminarGracias por el recibimiento. Lo tendré en cuenta e intentaré pasarme a menudo :)
Eliminar¡Un saludo!
No conocía el Museo de Ciencias Padre Suárez en Granada, tiene muy buena pinta, por lo que veo en la web. El Principia lo conozco de internet, a ver si un día me animo y me paso por los dos.
EliminarEstoy de acuerdo con parte de lo que dices. Por ejemplo de los parques de ciencias en general (a los que, como ya he comentado en otro sitio, les ha dado por llamar museos). Puedes tocar muchas cosas, pero no sabes cómo funciona nada. Si no vas acompañado de un profesor o de un experto que te explique todo (o, mejor, que ya sepas de qué va), es difícil que aprendas algo. También me parece muy bueno lo del museo Padre Suárez, en el que dices que viste la ciencia de cerca. Esta parte es fundamental, que haya investigación, que el museo esté vivo. Un ejemplo de esa índole creo que es el Museo de Ciencias Naturales, en Madrid.
Por ejemplo, lo que dice JC, del British me parece muy acertado. La gente disfruta mucho cuando le das cosas que aprender. Aunque da pena ver como trataban las piezas hace cien años, por ejemplo el Partenón, y me entristece ver que hay cantidad de piezas también al alcance de la mano, sin protección, que se van erosionando poco a poco y que acabarán dejando de existir.
Concuerdo con Daniel. Yo disfruto mucho en el CosmoCaixa, pero el primer domingo del mes que es gratuito está invadido por hordas de niños (seguidos de sus padres) que solo quieren tocar y tocar, y que si está roto o aburrido, se cambian. Y parece más un circo que otra cosa. De hecho, mi acompañante me comentó que conocía a trabajadores del museo que estaban un poco hartos. Es un equilibrio difícil me parece... :P Conoceré el Parque de las Ciencias de Granada en diciembre, en circunstancias un poco peculiares, pero a ver qué tal!
EliminarLos museos de Ciencia, Casas de Ciencia y similares son fundamentales para hacer llegar la divulgación científica por todos los rincones. Creo que son especialmente útiles para niños y mayores. Pero tienen que ser museos para tocar, para experimentar. Un niño siempre va a disfrutar más experimentando que leyendo un libro. Y para eso debe de existir una buena colaboración entre este tipo de instituciones y los centros educativos, de Primaria, Secundaria y también con la Universidad.
ResponderEliminarEn cuanto a la Tabla de los elementos, su posible final, la Isla de estabilidad... y demás espero a la intervención de 114 @Ununcuadio ;) http://worlderlenmeyer.blogspot.com.es/2013/02/el-114-contraataca-de-nuevo.html
jajaja. Tengo muchas ganas de esta expansión de la tabla periódica :) ya tenemos al 115, y el otro día me enlazaba por Twitter @deibitbanon que podría haberse descubierto más números mágicos en los núcleos. Pienso que la Naturaleza aún nos tiene muchas sorpresas esperando. Veremos si concuerdan con Mendeleiev, o tendremos un nuevo Einstein en el campo de la química ;)
EliminarCon respecto a los museos, me gustaría añadir que por lo que estoy leyendo de historia de la ciencia, tuvieron igual o mayor importancia que las propias universidades en las que se enseñaba solo la teoría aristotélica y no a cuestionarse nada. Los museos como sitios de experimentación sí cuestionaban las teorías vigentes
Me ha encantado el capítulo,todo el rato debatiéndome entre seguir leyendo y pararme a disfrutarlo. Tu resumen le hace justicia.
ResponderEliminarAl ataque:
1.Hay fomento del bueno por parte de los que nos gusta la ciencia y del institucional porque se gastan el dinero en ellos. Coincido con Daniel, hay museos que trabajan en ciencia y otros en imagen.
2. Tenemos la necesidad de ordenarlo todo (excepto nuestra mesa de trabajo) por lo que buscamos orden en la naturaleza. Si lo encontramos nos es más sencillo explicar y predecir cosas. No tengo claro si fuera de la ciencia es real o no, pero cuando hay consenso científico está cerca de la realidad.
3. Lo dudo. Conforme avanzan los descubrimientos científicos conocemos mejor algunas cosas pero se nos abren otros campos que investigar.
4. Conforme progrese el conocimiento se podrán obtener más elementos pero dado que su vida media es ínfima el descubrimiento de Mendeléiev seguirá siendo válido para los humanos de a pie. De todas formas, aunque tengamos que ampliar la tabla con los 18 elementos que llenen los nuevos orbitales solo habrá que abrir una nueva sala en el edificio.
Me gustaría comentar otra parte que me ha gustado mucho, la difusión del descubrimiento de nuevos elementos por parte de Seaborg en la radio a la pregunta de un niño. Tener un gran descubrimiento y no poder hacerlo público por la razón que sea debe ser duro. Puedo imaginar el brillo de sus ojos al recibir la pregunta
Antes de nada, quiero decir que Sacks se refiere al Science Museum de Londres, que está junto a la estación de metro de South Kensigton, al igual que el Victorian Albert Museum y el Natural History Museum.
ResponderEliminarYo estuve hace poco en el Science Museum y en el Natural History Museum, pero estuve poquito tiempo. Recomiendo ambos (aunque por lo que ví son muy distintos). De hecho voy a ir más lejos. Lo primero decir que son gratuitos ¡todos los museos estatales de Londres son gratuitos!
EliminarTambién estuve viendo el fantasma de la ópera en Londres y me quedé alucinado (hacía tiempo que no flipaba tanto y eso que no entiendo ni papa de inglés). Estuvimos hablando con una pareja que nos dijo que la puesta en escena no se podía comparar con la de Madrid (se justifica porque en Londres esa representación está ya 30 años, por decir una cifra pues no me acuerdo). Además no era ni chispa de cara, unas buenas butacas creo que estaban por unas 50 libras (y se pueden sacar por internet).
Que os voy a proponer, que si podéis no es descabellado sacar un avión de madrugada(yo fui ida y vuelta 160 euros dos personas), llegar a Londres e ir a los museos, después pasarte a ver un musical y coger un avión de vuelta la madrugada siguiente (o quedarte una noche o dos como hice yo, que no te gastas casi nada si viajas sin niños, jajaja...).
Un saludo.
Londres me gustó muchísimo. El Science lo vi más o menos bien, el British tuve que escoger salas, y en el Natural History sólo estuve una hora. Tengo que volver, pero más despacio... ¡cuando ahorre lo suficiente! :D
EliminarEs el siguiente lugar que quiero visitar. Me apunto las recomendaciones :)
EliminarPregunta 1.
ResponderEliminarEs bueno que empecemos diferenciando los museos de ciencia de los parques de ciencias, para entender de qué estamos hablando.
El ejemplo más digno que tenemos en España del primer tipo (museos) es el MUNCYT, con sedes en Madrid y en La Coruña, y expone piezas de incalculable valor dentro del patrimonio científico y tecnológico.
Un parque de ciencias, como el Cosmocaixa, el de Valladolid, el Príncipe Felipe en Valencia no son museos, sino parques de ciencias, un concepto originario de la Era Atómica en Estados Unidos (años 1950), y destinados a hacer ver a los ciudadanos americanos de la necesidad de emprender la carrera tecnológica de la Guerra Fría contra la URSS. Consisten, básicamente, en sacar los temarios de los institutos de secundaria y exponerlos en un local más o menos acondicionado. Pienso, opino, que estos parques de ciencias son muy atractivos, pero que están un pelín sobrevalorados, puesto que es fácil que la gente salga de ellos sin aprender nada, salvo que tengan en todo momento a un profesor de secundaria a su lado, que sea capaz de explicarles lo que han visto.
Por supuesto, ambos tipos de instituciones son útiles y apropiadas para la enseñanza y divulgación de la ciencia, pero sólo en el caso de que
a) Exista un proyecto que sea capaz de adaptarse a los distintos niveles culturales de las personas que a ellos acudan, única forma posible de que se comience el aprendizaje a partir de la experiencia de cada uno de los que decidan asistir.
b) Se ofrezca un cierto nivel, para que pueda desatarse el conflicto frente a los conocimientos del visitante al museo. Un nivel demasiado bajo causa aburrimiento y desinterés, el mayor obstáculo para que se desarrolle el boca a boca que hace que, por ejemplo, el Science Museum de Londres esté siempre lleno de público.
c) Hay que tener cuidado con que no haya una sensación de exceso de información, que pueda bloquear el proceso de aprendizaje de los visitantes del museo. Puede solucionarse fácilmente compartimentando adecuadamente los contenidos expuestos en salas o departamentos.
Luego sigo
;-)
En realidad yo iba a hacer consideraciones parecidas a las de Jorge A. pero sin estar tan documentado como él en museos. Desde que leí el comentario de Daniel pensé que no debíamos ir a la respuesta fácil: ¡los museos tiene que ser interactivos!. Si, ¡vale!, ¿pero cómo? (mucho de lo que voy a decir ya lo ha puesto Jorge).
EliminarMe he puesto a pensar y me ha salido una parrafada constructivista (que conste que yo no soy de esos que van con la pedagogía por delante, a quizás me este haciendo viejo y si lo sea):
Los museos (me da igual que sean museos o parques de las ciencias) tienen que fomentar que el visitante construya bien el conocimiento de lo que allí se explica. Para ello sus contenidos deben de ser significativos (importantes para el visitante), deben de ofrecerse por el máximo de vías sensitivas (vista, oído, tacto...) y deben de forzar el conflicto/calentamiento... cognitivo. Una cosilla más, perdonar el lenguaje (que por cierto tampoco se si uso con demasiada corrección), para que los contenidos sean significativos el visitante debe de estar motivado y deben tener un nivel adecuado para él.
Esta parrafada, que es la que aplicamos en docencia, en realidad creo que se adapta muy bien a todo lo que se ha dicho hasta ahora. Si algún punto de proceso falla, falla el éxito del disfrute real (aprendizaje) del museo.
Quizás los contenidos no son motivantes (eso me pasó a mí al entrar en el de Valencia). Para que triunfe un museo debe de venir el visitante motivado y desde el primer momento se le debe de activar esa motivación (recibirlo con ciencia espectáculo, hacer actividades motivadoras antes de ir -que estén colgadas en la web del museo-, deslumbrarlo nada más entrar...).
Lo del nivel de los contenidos es lo más difícil de lograr, pero si hay muchos contenidos y cada contenido tiene un formato atractivo para él que va destinado, y si tienen un logotipo que señale la dificultad... Yo creo que se puede lograr. También se puede algo que he visto en muchos museos, no recuerdo si alguno de Ciencias: tienen respuestas distintas para niños y para adultos en el mismo espacio físico (panel, ordenador, PDA...). Y en todos (científicos y no científicos) los guías son un recurso de lo más atractivo porque no solo adaptan el nivel, también hacen más motivador, ofrecen más vías sensitivas y fuerzan a que la gente piense.
Lo de que se activen muchas vías sensitivas si que creo que se logra muy bien en los parques de la Ciencia (hay muchos estímulos). En los tradicionales tienes que forzar tú ese proceso: te puedes pillar un guía, o una guía audiovisual (solo algunas son realmente multimedias)... creo que algunos de los tradicionales deben de mejorar mucho en estos aspectos.
Y por último están que te fuercen el intelecto. Creo que no es difícil, pero creo que este es el gran reto de todos ellos (algunos lo logran, pero no todos).
Por ejemplo: los interactivos que hacen preguntas suelen ser sencillas y te permiten el ensayo y error, por lo tanto la peña no se para a pensar. No es tan difícil que cuando alguien falle se le obligue a escuchar porque ha fallado y se le rete a no volver a fallar.
Otro ejemplo: aunque no fuera de Ciencia ya he comentado que en el Museo Británico los niños corrían por sus salas para completar los retos que les proponían sus profesores (los veía discutiendo si ir hacia la derecha o hacía la izquierda, si eso era egipcio o era babilónico...)
En la web de los museos se podrían sacar retos para que los completaran los visitantes, algunos paneles podrían dejar pistas para continuar las visitas...
No se, creo que hay mucho que mejorar en ese sentido y esto vale para los parques de la Ciencia y para los tradicionales.
Un saludo.
Creo que la función básica de un Museo, ya sea de carácter científico, histórico o artístico, es la de "abrir los ojos" del visitante a un mundo nuevo, generalmente desconocido, permitiendo una visión global que es difícil que se obtenga de otra forma.
EliminarDesde luego que comparto todo lo que habéis planteado y creo que Jorge ha explicado muy bien la cuestión.
En definitiva, creo que los museos de hoy deberían recuperar parte del espíritu de sus predecesores, los gabinetes de curiosidades o cuartos de maravillas (http://es.wikipedia.org/wiki/Cuartos_de_maravillas).
Qué bueno, no conocía eso de los cuartos de maravillas.
EliminarJC, desde mi opinión, que no soy experto en el tema, creo que tienes razón al aplicar la pedagogía a los museos, porque todo proceso de aprendizaje es igual... al hacer un curso, al ir al colegio, aprendiendo un libro y, como no, al visitar un museo o bien un parque de ciencias. Y es lo que decíamos, que si no se le da a la gente algo que se relaciones con lo que ya saben, no hay manera. Pero muchas veces se olvidan de la segunda fase, que es igual de importante, si no les das un poquito de lo que no saben, saldrán del museo igual que entraron, y cuando lleguen a su casa será como si hubieran estado paseando por una tienda de segunda mano, pero sin comprar. :P
EliminarEs interesante lo que comentas, JC, de utilizar las vías sensitivas para comunicar, muy buena idea. También creo que tienes razón en lo que dices de los interactivos, que no te sirven para aprender del error. Creo que es un punto de mejora importante para museos y parques de ciencias.
EliminarLos juegos de los niños en el British son un claro ejemplo de que un museo puede emplearse para aprender desde abajo... pero sin ponerle nunca techo. Me parece maravilloso que un niño empiece a diferenciar Babilonia de Egipto desde chiquitín, que pueda ir un adulto a aprender sobre la edad oscura o que un doctorando pueda hacer una tesis. Pienso que hay que saber dirigirse a las personas con menor nivel cultural, pero no despreciar nunca a los que sí que tienen una cierta cultura y que, además, no han perdido aún la curiosidad ni la capacidad de hacerse preguntas. Muy bonito lo que dicen de fomentar la duda, pero, por favor, para todos, para los que empiezan a aprender, por supuesto, y sin dejar de lado a los que quieren seguir aprendiendo toda la vida.
Pregunta 2.
ResponderEliminarEsta, para mi, entra de lleno en el terreno de la filosofía. Entiendo la pregunta como "¿Podemos comprender la Naturaleza mediante las Matemáticas?" No tengo respuesta para ello, pero sí se que existen campos en los que no se ha logrado llegar a explicar perfectamente lo que se observa, quizá porque aún no hemos avanzado lo suficiente. Tengo entendido que, por ejemplo, ocurre con la mecánica de fluidos. También es cierto que la Naturaleza, a escala muy pequeña, se mueve más por probabilidades que por leyes fijas. En fin, no sé qué contestar.
Pregunta 3.
Nuestra mente es limitada, y por eso es difícil que una sola persona llegue a conocer la realidad de forma completa. Pero, ¿podrá hacerlo toda la humanidad, en su conjunto? Supongo que es imposible porque el Universo es tan tremendamente grande que... por cierto, tenemos también el obstáculo de la velocidad de la luz, que es finita, lo que nos impedirá ¿siempre? conocer qué hay más allá de nuestro horizonte.
Pregunta 4.
No sé si habrá un final de la tabla periódica, pero desde luego parece que todos elementos nuevos son tremendamente inestables. Sí que he leído por ahí que se espera, se piensa que pueda haber una isla de estabilidad a partir del elemento enésimo. ¿Alquien sabe algo sobre este tema?
Bueno, tremendo resumen y comentarios del capítulo, José Luis. También quiero darte las gracias por las interesantes preguntas que has planteado.
Nos leemos
:D
En cuanto a los museos o parques me gustaría añadir un comentario que siempre hace Manuel Toharia cuando habla del museo que dirige (El príncipe Felipe de Valencia), él dice más o menos literalmente que si la gente sale del museo con nuevas preguntas que hacerse, ha conseguido su objetivo. La explicación está al lado de la experiencia, pero es verdad que (casi)nadie la lee, el que tenga interés la leerá o la buscará fuera.
ResponderEliminarNo sé que os parece esto, pero a mi me parece bien en principio. La gente debe disfrutar y saciar su curiosidad bajo demanda.
Hace poco estuve en el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha en Cuenca, y la verdad es que pasamos un buen rato, era todo muy experimental, (incluso manejabas el Spirit ;) y las chiquillas se lo pasaron bien, y alguna preguntilla hacían. Y también tiene planetario, con una proyección especial para niños, así que lo recomiendo de verdad.
Y creo que sí que es verdad que somos unos "bichos" a los que nos encanta, organizar, clasificar y buscar patrones, y lo hacemos razonablemente bien.
Un saludo a tod@s, y en especial a los nuevos "commenters"
Fco. Javier, pienso que esa frase de Toharia es muy bonita en la práctica, pero está vacía de contenido. Un problema que le vi yo a su parque de ciencias (él lo llama museo, pero bueno) es que hay una sala gigantesca, enorme, desproporcionada y que da la impresión de haber sido llenada sin más. Un lugar como este debe contar una historia, debe haber un hilo conductor o, de los contrario, te quedas con la sensación de haber visto muchas cosas y de no haber entendido nada. En fin, eso es lo que opino, supongo que otras personas tendrán otras ideas.
EliminarYo también me he quedado muchas veces con esa sensación de que la gente que sale del museo (o parque) no ha aprendido mucho. O al menos no lo que se pretendía.
EliminarNo he visitado el museo de las ciencias de Valencia, solamente un taller de calor y frío que ofrecían también al público en general y que si que era muy interesante, e iba con explicaciones que daban dos chicas que hacían las experiencias.
Lo que si me parece una buena idea (que alguien comentó en esta misma tertulia) es eso de que los niños vayan rellenando una quía didáctica (yo lo llamaría pasaporte) de forma que hay un hilo conductor y unas mini-tareas que completar. Esta guía diseñada por el profesor que toque acompañar o por el museo sería algo muy interesante.
Saludos
Todos los capítulos me han gustado, pero este me parece, además de muy interesante, uno de los más importantes para la química. Colocar en su lugar cada elemento, dejar espacio para los que en teoría tenían que estar allí y aún no se conocen. ¡Qué mentes tan preclaras!
ResponderEliminarCreo que los museos son una baza muy importante a la hora de conocer ciencia, pero también me parecen fundamentales las jornadas científicas en las que la gente se puede acercar a la ciencia de una forma divertida, la ciencia en la calle. Esas semanas culturales en los institutos, colegios y universidades, en las que se puede disfrutar de la ciencia con los cinco sentidos. ¡Cualquiera puede ser un genio!
Respecto al orden, reconozco que el ser muy despistada me ha obligado a tener "un orden" para poder organizarme, si nos fijamos en el medio que nos rodea, hasta la teoría del caos nos habla de un orden dentro de él. Creo que sí hay un orden en la naturaleza, incluso cuando pensamos que no es así.
Cuanto más sabemos, más conscientes somos de lo mucho que nos queda por conocer. La ciencia abre caminos infinitos por recorrer, pero la música, el arte, la literatura. Mucho, mucho por conocer, cuanto más consciente eres de lo que sabes, más incógnitas y retos surgen y más consciente eres de lo mucho que desconoces.
Cuando se habla de descubrir, todo es posible. No dudo que puedan aparecer nuevos elementos, lo cual no significa que las predicciones de Mendeléiev no puedan adecuarse y seguir siendo válidas, lo más importante que tienen los científicos es que saben que se puede seguir avanzando siempre.
Este comentario vale millones, opino lo mismo :O
EliminarBueno me quedan tres preguntas por responder, las contesto a las tres a la vez porque creo que están relacionadas.
ResponderEliminarCreo que exista una ordenación (la evolución, la tabla periódica, la tectónica de placas... ordenan sujetos y fenómenos) pero no creo que existan un orden "metafísico" (no creo en "todo tiene un sitio, todo tiene un sentido...")
¡Toda la naturaleza se van acoplando como va pudiendo, tal y como surge de unas reglas que son inciertas en alguna proporción (principio de incertidumbre)! No se podrá pues, desde mi punto de vista, alcanzar el conocimiento de todo, eso es lo que hace apasionante a la Ciencia, quién sabe si detrás de un experimento (o fenómeno) nuclear aparecerá un nuevo elemento.
Un saludo
Creo que estoy de acuerdo. Quizás sea necesario que sea así... hemos evolucionado como lo hemos hecho en parte porque siempre hemos buscado los límites para ir más allá... si en algún momento no hubiera más allá ¿qué pasaría?
Eliminar¿Y para qué queremos un más allá, cuando tenemos un "aquí"? Todo se entiende mejor si cambiamos al humano, de "sujeto" a "objeto". Ejercicio mental aparentemente fácil; pero que exige una revolución interna para bajarnos del pedestal egocéntrico, lo mismo que nos salimos hace ha tiempo de ese otro pedestal -el geocentrismo- que también nos distorsionaba la manera de entender la materia. www.rincondelpensadordesanti.info
EliminarCada capítulo nuevo avanza sobre las maravillas de la historia de la Química un paso más. Es sorprendente. También me ha gustado mucho todo lo que habéis dicho sobre los museos. Sobre las cuestiones que plantea José Luis:
ResponderEliminar1. En el tema de los museos, noto que hay una tendencia a hacer museos de cualquier cosa y me parece que deberían dedicarse especialmente a grandes acontecimientos de la historia y de la cultura, de la historia natural, científica o del arte. Como dice Margarita, también hay mucho interés por sacar la ciencia, o el arte, a las calles. La misión de los museos seguirá siendo la de atesorar, proteger y exponer lo más significativo.
2. A mí me parece que sí hay orden y leyes naturales. Sin eso serían imposibles los descubrimientos teóricos. Desde Platón se distingue entre división y clasificación, porque la primera sigue la articulación natural de una idea y la segunda es una simple reunión nominal de partes. La tabla periódica es más que una clasificación según un determinado criterio convencional ya que representa un orden lógico de los elementos. Y sobre si nosotros construimos o proyectamos nuestras ideas sobre las cosas, el misterio sigue en pie: ¿por qué las cosas se acomodan a nuestras ideas?
3. En este punto tuve la impresión contraria: que a medida que avanza el conocimiento aumenta también la frontera de lo desconocido. Aparecen elementos nuevos, luego las tierras raras, los transuránicos, y no se sabe cuándo acabará. Y todas esas octavas casi pitagóricas que supongo que se explicarán a partir de la estructura atómica... Pienso que aún queda mucho por saber.
4. Y no sé responder a esta pregunta.
También me llamó mucho la atención, como a Santos, la anécdota de la radio. Saludos.
En cuanto al tema del posible orden existente en la naturaleza, es algo que lleva creando debate desde hace mucho tiempo. Me decanto por una opinión similar a la que expone JC García-Bayonas: Es cierto que hay un orden, el mínimamente nececesario para que las cosas funcionen, pero rehuyo de algo como un "esquema universal de la naturaleza" (aunque nos parezca que exista).
ResponderEliminarCreo que ese esquema lo ponemos nosotros, es de la casa, por así decirlo.
Si me lo permitís, propondré un ejemplo relacionado con las matemáticas. La primera teoría geométrica que se desarrolló fue lo que hoy se conoce como geometría euclídea. Todo lo bueno que se diga de la geometría euclídea es poco. Tiene bondades extraordinarias, incluso desde el punto de vista metamatemático (tal y como la formuló Euclides constituye una teoría casi completa). Sin embargo, este tipo de geometría depende totalmente del mundo en el que vivimos (o en el que nos parece que vivimos, es decir, también depende de nuestra interpretación del mundo).
Parecería que esta geometría es ese "esquema fundamental" del que he hablado antes. Pero ni muchísimo menos lo es. En cuanto abrimos los ojos y nos dimos cuenta de que la Tierra no era plana y que, para según que tipo de variedades, necesitamos otro tipo de geometrías, se descartó la euclídea como un "modelo total".
Por supuesto, esto no quiere decir que esta geometría más básica no sea válida, como sabemos, si no que hay que usarla en los sitios adecuados (algo así pasa con la física clásica y la relativista, ¿no? aquí ando más perdido :b).
Por tanto, de aquí concluyo dos cosas: la primera es que, en mi opinión, no hay una teoría determinante "que lo ordene todo" (al menos no en el sentido de Gödel) y dada una teoría, sabemos que siempre será susceptible de ser mejorada (aunque en matemáticas no haya abolición, simplemente un cambio de axiomas) y lo segundo que estas teorías dependen absolutamente de nosotros (de nuestros sentidos). A veces me imagino qué geometría desarrollaría un extraterrestre con características distintas a las nuestras en un mundo distinto del nuestro (también sería válida aunque a nosotros nos parecería extrañísima.
A pesar de todo, no me muestro ni mucho menos determinante en este sentido. Hay cosas que me siguen impactando muchísimo, como la aparición de ciertas constantes matemáticas en algunas fórmulas físicas (el número pi, como estrella invitada).
PD: Espero que el ejemplito de la geometría junto con el rollo del extraterrestre y tal no haya desbarrado demasiado xD son cosas que se me vienen a la cabeza.
Un saludo a todos.
A mí me ha parecido un comentario interesante. Y más porque yo sí considero que hay una metafísica, no como teleológica (con un fin o meta) sino como algo parecido a lo que decía Einstein: "Lo sorprendente de la realidad es que sea cognoscible", o algo así. Es decir, que me cuesta imaginar por qué la ciencia 'funciona' si no hace referencia a una realidad externa a ella objetiva. Pero tus cuestiones matemáticas me hacen plantearme nuevas incógnitas... Conclusión: a seguir dándole al coco :P
Eliminar