Mujeres desesperadas es una serie cómica basada en los dramas de cuatro amigas.
Cuenta la leyenda que el creador se inspiró en una noticia brutal, madre que ahoga a sus cinco hijos por que pudo con su situación. Esa situación desesperada no la llegaba a comprender mientras que su madre le indicó que ella sí se imaginaba la situación de la madre. Se ve que eso le hizo pensar y se le ocurrió la idea.
La exitosa serie consiguió llegar a 203 países y que su primer episodio lo viesen 21 millones de personas recibiendo multitud de premios.
He visto unos cuantos capítulos y me gustaba pero realmente era mi mujer la que disfrutaba con la serie. Eso dice mucho en favor de la misma, no por mi falta de criterio (que podría valorarse), sino por conectar más con las mujeres a las que muestra en situaciones extremas pero no lejos de la realidad.
El desarrollo de los capítulos se centra en un barrio donde las protagonistas son vecinas. Vemos los problemas dentro y fuera de las casas, dentro y fuera de las familias y en sus interacciones.
Son una serie de mujeres diferentes pero que intentan parecer perfectas a las otras. Intentan parecer más jóvenes, alcanzar sueños, tener una vida familiar maravillosa. El inevitable conflicto con la realidad las estresa y genera sensación de fracaso.
Esa situación se produce en la vida real y ha recibido el coyuntural nombre de síndrome de la mujeres desesperadas caracterizada por generar sentimientos de irritabilidad y ansiedad.
Leemos que la modernización de la vida de las mujeres asumiendo un papel más igualado con el hombre en la sociedad fuera de casa no se trasmite dentro. Las tareas del hogar siguen recayendo mayoritariamente en ellas.
Está muy claro que el cambio social va más lento dentro de la mayoría de las casas. Tradicionalmente las mujeres han realizado los quehaceres domésticos y el hombre va participando, compartiendo y responsabilizándose cada vez más. Sin embargo es habitual que muchas mujeres asuman como suyas más tareas y que los hombres no luchen por conseguir la igualdad en este campo.
Los hombres también somos expertos en inhibirnos en situaciones complicadas y dejar que se arreglen solas y no hablemos de una paciencia casi infinita comparada con la de una mujer antes de actuar.
La consecuencia de esa acumulación de trabajo y responsabilidades en algunas mujeres las puede llevar a mostrar los signos que definen el síndrome: llorar, gritar a los niños agresión a la pareja, sumirse en depresiones y hasta ponerse normas demasiado estrictas.
Compartir los problemas con la pareja, dejarse ayudar y delegar pueden llegar a verlo como un fracaso porque no hayan podido manejar la situación.
A eso añadimos la nueva obsesión de mujeres (y cada vez más hombres) por tener un cuerpo maravilloso a una edad cada vez mayor. No solo los esfuerzos por lograrlo sino valorarlo como algo importante para ser feliz nos puede hacer perder autoestima.
Parece que las mujeres que sufren el síndrome ya comenzaron en la adolescencia con los primeros síntomas y con la llegada de los problemas de pareja, profesionales, familiares y hasta el síndrome del nido vacío terminan por desarrollarlo plenamente.
En definitiva existe un problema entre la imagen ideal de la mujer en la sociedad y la real. Las mujeres con sobrepeso están estigmatizadas o son invisibles mientras que los gorditos no tenemos problemas en lucir la curva de la felicidad.
José Ramón indica que no solo el machismo tiene la culpa ya que las revista de mujeres y para mujeres valoran precisamente el modelo de mujer perfecta.
La sociedad parece mostrarnos que siempre se puede tener más dinero y estar más delgado.
La propuesta de debate está totalmente en línea con el capítulo aunque ya conocéis mis líneas:
- Las mujeres asumen más tareas porque siempre se ha hecho así y los hombres son más vagos. ¿De quién es la culpa?
- La sociedad nos marca los prototipos de mujeres y hombres ideales pero si no les haces caso, ¿los demás te miran raro? o ¿eres tú quien piensa que te miran de otra forma?
- Si a todo lo que tienes que llevar adelante le añades querer estar físicamente como algún/a modelo es muy posible que no te dé la vida. Ir a hacer deporte y comer poco frente a sentarte a comer relajado y disfrutar de ese momento es una decisión dura. Si finalmente logran modificarnos genéticamente y que no engordemos, ¿crees que se haría menos deporte?
Feliz semana
sábado, 26 de enero de 2019
sábado, 19 de enero de 2019
Neurozapping. 16) Futurama y los neuropacientes
Esta serie de dibujos animados, de humor negro y casi siempre absurdo, transcurre en el año 3000 y está protagonizado por un antiguo repartidor de pizzas que 1000 años antes cayó en una cápsula criogénica, donde se mantuvo hasta un milenio después.
Y es precisamente de la criogenización (la conservación mediante congelación) y la neuropreservación (mantener las cabezas o los cerebros congelados), para una supuesta resucitación en el futuro, de lo que trata principalmente este capítulo.
Nos explica que la vitrificación de un organismo, una congelación casi perfecta, se ha conseguido para animales muy pequeños o embriones, pero no para algo tan grande como un cuerpo humano, una cabeza o un cerebro humano.
Los que creen en esta tecnología tienen la esperanza de que en un futuro se podrá regenerar los órganos dañados y extremidades perdidas; y se podrá tratar las lesiones medulares y cerebrales graves.
Otra posibilidad que barajan estos creyentes es “cargar” el contenido de una mente en un dispositivo informático o en otro cuerpo.
Como es obvio su objetivo es la inmortalidad, un deseo muy humano.
La primera empresa que se dedicó a la criónica se llama Alcor fundada en 1976. Ya tiene al menos 117 cabezas o cuerpos congelados. Este servicio cuesta decenas de miles de euros más una cuota de conservación anual.
El argumento comercial de los crioprotectores es que, aunque las posibilidades de reanimar al paciente y devolverle la salud son mínimas, ese número infinitesimal es mejor que el valor actual que obtienes si tu cadáver desaparece. Es decir, el mismo argumento que los que compran lotería, pero con menos posibilidades aún XP.
Otro argumento que utilizan los que se dedican a la criogenización es que lo que es imposible ahora (viajes en el tiempo, teletransportación, lectura de mentes, viajes interestelares) tal vez sea posible dentro de unos siglos o milenios.
También el autor nos explica los detalles más siniestros de esta técnica: se lleva el cuerpo a una hipotermia profunda, a continuación se decapita al paciente y por último se inyecta la solución crioprotectora por las arterias carótida y vertebrales. Aunque algunas veces lo que se preserva no es solo la cabeza, sino todo el cuerpo (depende de la empresa y del dinero que se quiere “invertir”).
Y todo esto (en principio) para nada, pues la ciencia actual duda mucho que el daño sea reversible.
Otro tema es la conexión del cerebro al cuerpo de un robot, pues ya se ha conseguido esta con redes neuronales (neuronas cultivadas); pero esta conexión está muy lejos de poderse realizar con un cerebro humano.
Os propongo comentar sobre:
- El deseo de inmortalidad. ¿Es racional, sensato, práctico, útil para la humanidad,...?
- ¿Qué pensáis sobre el argumento de que entre una posibilidad infinitesimal y 0 posibilidades es mucho mejor apostar por la primera?
- Sobre la esperanza de que la ciencia podrá ser capaz de todo lo imaginable. ¿Es sensato?
sábado, 12 de enero de 2019
Neurozapping. 15) Pesadilla en la cocina y el olfato perdido
El capítulo me ha parecido tremendamente interesante.
Empleando como hilo conductor el programa «Pesadilla en la cocina», que podemos
ver en el grupo Antena3 y que ya va por la sexta temporada, José Ramón Alonso nos introduce una
enfermedad que, he de reconocer, ni siquiera sabía que existía: la anosmia, la pérdida del olfato.
El número de personas afectadas por la pérdida de olfato se
calcula en un 5% de la población mundial, más que aquellos que padecen de una
deficiencia visual. ¡Paraos un poco a pensar en este dato!
La mayor parte del sabor de la comida proviene del olfato, y
hemos de recordar que el gusto reconoce únicamente cinco sabores, mientras que
el olfato distingue miles de olores. El olfato es lo que realmente da los
matices a los alimentos y resulta esencial para nuestra supervivencia. Pensad
por eso en lo que significa su pérdida.
Y es que una de las consecuencias de la pérdida de olfato
tiene que ver con nuestras relaciones sociales. Si alguien ha perdido el olfato
no notará olores desagradables en su ropa, en su cuerpo y es posible que la
gente se aleje de él aunque sea una persona interesante.
Dado que una persona sin olfato tiene una apariencia normal
y pueden actuar sin mostrar señales de una discapacidad, impide que los demás
nos adaptemos a sus circunstancias, lo que complica aún más sus problemas.
Hay siete grupos de anosmias en función del agente causante:
desde la congénita, a la traumática, pasando por una existencia de un tumor o
una infección. Es llamativo el caso de algunos lesionados en accidentes de
tráfico que sufren anosmia al cortarse los nervios olfatorios tras una
colisión, aunque también se han visto casos en que dichos nervios se han
regenerado y el lesionado ha recuperado el olfato.
Por último, también existen las llamadas parosmias, en cuyo
caso las personas afectadas «huelen» algo que no está presente o notan
alimentos habituales con un olor muy extraño. Es una situación muy estresante
que causa quebrantos en la calidad de vida. Pequeñas dosis de antiepilépticos
suelen funcionar en algunos casos.
Finalmente, además de aprender muchísimas cosas
interesantes, el capítulo termina con una anécdota más mundana pero
tremendamente llamativa: el autor intervino como perito para desmontar la
reclamación de un chef que pedía una indemnización por haber sufrido
supuestamente una anosmia tras un accidente. Una prueba que empleó un
olfatómetro y un escáner cerebral sirvió para desenmascarar al farsante.
Entrando en el tema de debate, he de reconocer que la
lectura de este capítulo me ha hecho pensar en aquellas situaciones que viven
muchas personas con distintas enfermedades que, por no ser aparentes, pasan
completamente desapercibidas para la gente y que limitan sobremanera la vida
cotidiana de quienes las sufren…
sábado, 5 de enero de 2019
Neurozapping. 14) La casa de la pradera y la ceguera
Nuevo fin de semana, nuevo capítulo. Y esta vez nos toca
hablar de la ceguera. ¡Al turrón!
En el capítulo 14, le toca el turno a “La casa de la pradera”
como serie vehicular para introducir una nueva patología neurológica, la
ceguera. Para los que no hayan podido leer el capítulo del que hablamos, lo
pueden leer en este enlace.
La casa de la pradera
es una serie de televisión que llegó hasta las nueve temporadas, adaptada a
partir de libros en los que Laura Ingalls, autora y personaje de la serie,
narra algunos aspectos de su propia infancia vivida en el estado de Minessota,
a finales del siglo XIX.
littlehouseontheprairie.com |
La mítica serie es conocida y rememorada por ser uno de los
dramas lacrimógenos por excelencia cuenta las aventuras ordinarias de la
familia Ingalls, un matrimonio con tres hijas y una escolarización precaria.
Entre las desgracias de la serie, Jose Ramón Alonso centra la atención sobre la
ceguera progresiva de Mary, la hija mayor de los Ingalls, supuestamente debido
a una enfermedad infecciosa típica de la infancia, la escarlatina.
La escarlatina es una enfermedad producida por Streptococcus pyogenes, una bacteria gran-positiva,
relativamente frecuente en edad infantil en los tiempos de los Ingalls. S. pyogenes es uno de los patógenos
humanos más frecuentes, responsable de algunos procesos inflamatorios como la
faringitis bacteriana o la otitis. En casos extremos, la bacteria puede
desencadenar cuadros más severos como la fascitis necrotizante o la mencionada
escarlatina. Como muchas otras bacterias del género Streptococcus, esta bacteria es bastante sencilla de erradicar al
ser sensible a los antibióticos de amplio espectro. La penicilina supuso un
tratamiento eficaz que mantuvo a raya la escarlatina a partir del siglo XX. Sin
embargo, la propia evolución, ayudada de un uso indiscriminado e inapropiado de
antibióticos de amplio espectro ha desencadenado, una vez más, el surgimiento
de cepas que son resistentes a la penicilina.
Usando este fondo, el autor habla de la ceguera en la
actualidad y la Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE) como principal
causa de ella. La retina del ojo (parte posterior del globo ocular) es uno de
los tejidos más especializados del cuerpo humano, formado por células nerviosas
que son capaces de responder a la luz, generando distintos tipos de estímulos,
formando las imágenes que inciden sobre ella a través de la pupila.
Transformando (transducción) una información visual, en impulsos nerviosos que
viajan a través de los nervios ópticos hasta el encéfalo.
Experimento: trata de mirar de reojo alguna figura o algún
detalle. Verás que si quieres realmente ver algo bien, necesitas mirarlo de
frente. En el centro de la retina está la mácula, las células que consiguen una
mayor resolución y finura de detalles. Por ello, aunque tenemos una visión
periférica, bastante amplia, es en el centro de nuestro campo donde vemos “mejor”.
Son las células de la mácula las que nos permiten no sólo ver rostros, sino
diferenciar unos de otros. La DMAE es la degeneración de estas células tan
valiosas. El autor habla de dos tipos de DMAE: la seca, producida por una
alteración en una proteína y la húmeda, producida por un crecimiento
desmesurado de los vasos sanguíneos que nutren las células maculares.
wikipedia.org |
El capítulo cierra con cierta especulación sobre el
verdadero origen de la ceguera de la malograda Mary Ingalls. Según la serie
televisiva, la causa fue la degeneración de los nervios ópticos por la
escarlatina. Sin embargo, Laura Ingalls, autora de los bestseller no lo tenía tan claro y aludía a otro tipo de
enfermedades como una meningoencefalitis (el problema no está en el ojo, sino
dentro del cráneo).
Sea como fuere, la DMAE no está sólo asociada a la edad. El
tabaco, el alcohol, la hipertensión y una dieta desequilibrada se relacionan
con un mayor riesgo de padecer ceguera progresiva en el centro del campo de
visión. Y me gustaría centrar por aquí el debate.
Entiendo que una droga como el tabaco, estuviera de moda
hace años, cuando no había demasiada información sobre su efecto. Hoy día
disponemos de documentación científica con gran nivel de evidencia
(meta-análisis) que demuestran la fuerza de la asociación entre el tabaco y
muchísimas enfermedades, de tipo cancerígeno, pero también de tipo
inflamatorio, congénito e incluso inmunitario.
¿Qué necesita la sociedad para deshacerse de algo que es tan
evidente que es perjudicial a muchísimos niveles? ¿Por qué, socialmente
seguimos fumando y nos parece normal, a pesar de la acumulación de evidencia?
Imagino que la respuesta está en el poder ansiolítico, y a la vez adictivo de
la nicotina, aún así, lo siento pero no me entra en la cabeza.
Espero que hayáis disfrutado el capítulo, que os haya hecho
pensar y espero aprender de vuestras opiniones, sugerencias en los comentarios.
Igualmente, espero que os hayáis portado muy bien, para que los Reyes os regalen
muchas cositas, jiji. Un abrazo y nos vemos por redes.
P.D: Para aquellos que seáis fumadores/exfumadores. No es mi
intención señalar ni denostar a nadie. Hablo de un comportamiento social,
abstracto pero presente, algo que ocurre en todas las sociedades. Entiendo que
cada persona hace lo mejor que puede y sabe, y cada uno tienes sus motivos y
circunstancias. Mi única intención es debatir y aprender. Lo dicho, un saludo y
a disfrutar los regalos
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