En este capítulo Oliver Sacks vuelve a descubrir algo maravilloso de la mano de uno de sus tíos. En esta ocasión vuelve a ser el tío Abe quién le permitirá conocer algo que le fascinará. En primer lugar será iniciado a los rayos catódicos. Su tío poseía una bomba de vacio y una bobina de inducción que combinadas permitían producir un efecto inquietante, "chispas formidables", "serpentinas luminosas rojas", "auroras boreales en miniatura" para acabar todo ello produciendo finalmente los rayos catódicos. Esto cautivaba la imaginación del pequeño Oliver, pero sin duda alguna lo que le terminó de enamorar fue cuando su tío le mencionó la existencia de otro rayo "más penetrante"...
El tío Abe le contó la historía del hallazgo de los rayos X, así llamados por su descubridor Wilhelm Roentgen. El joven Sacks fue conducido por su tío en el camino que llevó a Roentgen al descubrimiento de forma fortuita de los rayos X mientras investigaba con los rayos catódicos, como los probo él mismo (colocando su mano y viendo la silueta de sus huesos) y posteriormente su mujer, y como después fueron presentados en sociedad pasando en seguida a ser usados por la comunidad médica. Esta fama de "sus" rayos horrorizó a Roentgen quién tras una charla de presentación decidió no investigarlos más ni volver a hablar de ellos. Ni siquiera cuando se le concedió el premio Nobel quiso pronunciar el discurso de aceptación.
Pero los rayos X también "cautivaron la imaginación del público" en varios aspectos, ya que algunos lo vieron como una intromisión a la intimidad personal ya que dejaban al descubierto nuestro ser más hondo. ¡¡Llegó a venderse ropa interior de plomo!!
Oliver también tuvo la fortuna de poder asistir a clases práticas de aquello que le había contado el tío Abe, ya que otro de sus tíos, Yitzchak, le permitió entrar en su consulta y observar una prueba diagnóstica en directo, viendo como un paciente ingería bario y este recorria todo su sistema digestivo.
Y por si esto fuera poco, para finalizar el capítulo nos adentramos en la historía de otro descubrimiento, esta vez de la mano de Henri Becquerel. Este, estusiasmado por los rayos de Roentgen dio un paso más al preguntarse si los rayos X no estarían relacionados con el fenomeno de la fosforescencia. Lo que hizo fue investigar con sales de uranio (que eran las sustancias fluorescentes más brillantes) exponiéndolas al sol para luego ponerlas en una placa fotográfica envuelta en negro. Descubrió que al igual que los rayos X, estos también oscurecian la placa. Pero lo que descubriría más tarde fue más espectacular. Cuando quiso repetir el experimento tuvo que esperar mucho tiempo porque el cielo de París no le permitió tener acceso al sol. El experiento quedó aparcado en un cajón y cual fue su sorpresa cuando descubrió que aunque la sal de uranio no había sido expuesta al sol había oscurecido de igual manera la placa fotográfica. Quedó impresionado. ¡¡Había descubierto la radiactividad!!
Sacks también será animado por su tío Abe para que repita este experimento y pueda comprobar de primera mano el poder de la radiactividad. Cosa que hará encantado una vez más. Este descubrimiento (la radiactividad) podemos decir que pasó desapercibido en su tiempo lejos de lo que ocurriera con los rayos X que saltaron a la primera plana al descubrirse.
Vamos al tema:
Al leer, releer y meditar sobre este capítulo (ciertamente me ha encantado) me han venido a la cabeza basicamente tres hilos de debate. Alguno de ellos a lo mejor podéis pensar que no tiene mucho que ver, pero que se le va a hacer, es lo que ha saltado a mi mente tras dos semanas de darle vueltas, muchas veces mientras pedaleaba (sí, pedaleaba, ahí surgen mis mejores ideas...)
Vamos con ellos.
1. Cuando Roentgen se da cuenta de lo que cree que acaba de descubrir le dice a su mujer: "Si hablo a la gente de esto antes de tener pruebas convincentes diran: Roentgen se ha vuelto loco".
Esto me ha hecho pensar en el miedo/temor de los científicos ante sus propios descubrimientos que he clasificado en tres tipos:
a) Aquellos que tienen miedo por haber descubierto algo que se les escapa de las manos o que parece superar la ciencia del momento y temen ser tachados de locos.
b) Aquellos que descubren algo que entra en contradicción con sus creencias o con las de su época (no religiosas).
c) Aquellos que descubren algo que entra en contradicción con sus creencias o con las de su época (religiosas).
¿Se os ocurre algún otro tipo de "miedo" que añadir a la lista?
¿Qué científicos se os ocurren que puedan encajar en estas categorias?
2. Continuamos con Roentgen. Cuando este ve el alcance de su descubrimiento parece bloquearse y hasta no querer saber nada de él.
¿Creéis que un exceso de fama personal o un gran alcance de la propia investigación puede ser contraproducente para el científico?
¿Puede llegar a bloquearle ese salto a la primera fila, por ejemplo con la concesión de un Nobel?
3. Viendo la repercusión que tuvo el descubrimiento de los rayos X, que enseguida saltó a la imaginación popular en sus más variadas vertientes (leer las mentes, ver lo más recondito de nuestro ser..., ropa interior de plomo), ¿no os recuerda esto a los acontecimientos actuales?
¿Cómo comparáis aquello con la repercusión de las nuevas tecnologías actuales (en su más amplio espectro, desde la televisión o los móviles hasta internet)?
¿Y qué os sugiere aquel momento en comparación con el actual en cuanto a sensacionalismo o manipulación de estas tecnologias?
¡¡Hay que ver lo que uno piensa mientras da pedales, os lo recomiendo!!
Y ahora, sin más dilación que empiecen las tertulias...
Este es uno de esos capítulos que te atrapa y estimula la imaginación. Dos fenómenos "espectrales" (nunca mejor dicho) descubiertos en la misma época, y que dejaban perplejos tanto a científicos como a profanos. Resulta curioso que "esos pícaros ojos del señor Roentgen" desataran temores sobre la violación de la intimidad y la posibilidad de leer las mentes, y que en las décadas de 1930 y 1940 te los encontraras en las zapaterías para comprobar cómo te quedaban un par de botas con la ayuda de los rayos penetrantes: http://bit.ly/yPNAMw
ResponderEliminarRespecto al miedo de los científicos ante sus descubrimientos, se me ocurren casos tan célebres como sangrantes:
- Galileo por tumbar 2000 años de cosmología aristotélica.
- Darwin por su "peligrosa" idea de que procedemos del mono.
- Semmelweis por proponer el aseo de los estudiantes de medicina, que visitaban el área de maternidad después de haber estado haciendo disecciones en cadáveres (según los preceptos de la época, el que las mujeres fallecidas por fiebre puerperal formaran legión, no tenía nada que ver con eso).
Sin duda, el exceso de fama personal puede afectar seriamente a algunas personas. Einstein se sentía satisfecho de su anodino empleo en la oficina de patentes que le aportaba el anonimato y el tiempo para sus investigaciones, y sin embargo, fue de los primeros científicos (y de los pocos) en ser convertido en figura mediática. Y si hablamos de la repercusión de sus descubrimientos, como el desarrollo de la bomba atómica, hicieron que deseara haberse dedicado a la fontanería en lugar de a la física.
En cuanto a la repercusión de las nuevas tecnologías, siempre me ha llamado la atención la extraordinaria acogida que tuvieron en su momento la radio y la televisión, en contraste con los recelos que despierta la telefonía móvil y los microondas con sus "radiaciones malignas" a pesar de que todos ellos funcionan con el mismo tipo de ondas electromagnéticas. El imaginario colectivo es muy diverso y poco racional frente a nuevos descubrimientos y tecnologías.
Saludos a todos.
¿Galileo tuvo miedo? Más bien parece que le gustaba provocar xD
EliminarYo entiendo que José Antonio debe referirse a la capitulación de Galileo ante el Santo Oficio.
EliminarBueno, ambas cosas son compatibles. Galileo tuvo la valentía de defender el copernicanismo no sólo como una hipótesis matemática. Pero imagino su preocupación cuando ante la Inquisición, el encargado de procesarle era el mismo cardenal que había enviado a la hoguera a Giordano Bruno.
EliminarPor cierto, se me quedó en el tintero el temor de Copérnico a publicar su Revolutionibus.
Exacto, Dan. Gracias por tu aclaración.
EliminarMuy cierto.
EliminarA mi también me chocó el tema de rayos X en zapaterias...
EliminarA ese respecto cabe destacar el miedo de la gente a ser leida su mente o descubierta su intimidad pero no a ser radiados sin control alguno cada vez que fueran a la zapatería. Si bien es cierto que no se conocían los efectos que esto podía provocar.
Esto podemos extrapolarlo a la actualidad donde quizás pecamos de previsores, sintiendo miedo y desconfianza cada vez que surje una nueva tecnología: microondas, moviles, wifi... A lo mejor pensamos en cosas a las que hemos estado sometidos que posteriormente se han demostrado perjudiciales y ya andamos sobreaviso. Esto unido a que creemos que nos van a engañar ocultandonos cualquier efecto negativo debido a intereses mayores puede hacer que desconfiemos de cualquier cosa "nueva".
Qué capítulo tan interesante y que bien presentado por @Cuantosycuerdas.
ResponderEliminarLa primera cuestión me trae a la memoria la controversia que se produjo en los 90 cuando Stanley Prusiner descubrió que una proteína y no el DNA o RNA era la responsable de la transmisión de enfermedades neuronales infecciosas como la enfermedad de Creutzfeld-Jakob. Idea heterodoxa que hacía tambalear el dogma central de la biología, costó tiempo que la comunidad científica la aceptara. Incluso cuando se le concedió el premio Nobel a Prusiner en 1997 seguían vigentes las voces de los escépticos a sus estudios.
Supongo que los genios están por encima de lo que les rodea, pero también entiendo lo difícil que debe ser enfrentarse a una comunidad científica con unas ideas demasiado arraigadas, y lo importante de hacer ver al resto que se está en posesión de la verdad cuando los datos de la experimentación avalan tus hipótesis. ¡Volviendo al método científico!.
Respecto al segundo punto todos conocemos científicos a los que le gusta el honor y la gloria, sin menospreciar su grandeza como pensadores únicos. Por ejemplo, esta semana descubría los entresijos más "peculiares" de uno de mis científicos preferidos Newton. Luchar por ser el mejor y que te lo reconozcan puede ser la recompensa de un trabajo largo, duro y a veces ingrato, pero también conozco otras historias de científicos que han gozado descubriendo y que posteriormente se ha reconocido su valía de forma más o menos oficial, o no. No puedo dejar de pensar en personas como Rosalind Franklin.
Por último cuando se descubren los rayos X y tantas otras cosas se abre la puerta a un mundo desconocido, en el próximo capítulo se hablará de Marie Curie trabajando, descubriendo, elementos a los que hoy no nos acercaríamos sin estar bien protegidos. Es verdad que las nuevas tecnologías nos asustan, las criticamos, pero no tardamos mucho en someternos a ellas. Lo hablaba esta semana en clase, les preguntaba: ¿Os imagináis hacer un trabajo sin poder utilizar internet? No hace tanto (vale puede que un poco) los trabajos que nos mandaban los hacíamos consultando libros en la biblioteca. Recuerdo, bueno los tengo por algún cajón, los carnets de la biblioteca Nacional, de la universidad, del barrio y alguna más. Busca que te busca en montones de libros, encima no te los daban todos juntos, como máximo 6, creo. Lo mismo ha pasado con el móvil, ninguno de mis alumnos/as concibe salir de casa sin él. Recuerdo, nuevamente, mis salidas por Madrid, quedar en una boca de metro con varias salidas y estar cada uno en una, aunque parezca imposible terminábamos encontrándonos. Lo de que los padres te tuvieran localizado, sin problemas cabina y "que llegó más tarde el autobús no viene", ahora: "no había cobertura, estoy esperando el bus que no viene". Los avances tecnológicos se han multiplicado en los últimos años, seguramente nos habremos hecho más o menos dependientes de ellos, más o menos temerosos (lo desconocido nos da miedo) pero creo que hay que quedarse con lo positivo, nos ayudan en múltiples tareas.
Me encanta que hayas mencionado lo polémico que fue, incluso en la comunidad científica, el descubrimiento de los priones. Oponemos resistencia a ello, pero los cambios de paradigma en la ciencia suponen los grandes pasos en su avance.
EliminarY el ejemplo de Rosalind Franklin ilustra cuánto pueden perseguir la fama algunos científicos.
Gracias por tu elogio Margarita, la verdad es que era un capítulo para disfrutar y que predisponía a entregarse a su resumen.
EliminarMe encanta cuando traéis/traemos a colación asuntos como el de Stanley Prusiner (que yo no conocía) porque así aprendemos todos. Para eso estamos aquí.
Además me ha venido fenomenal para introducir unas ideas que tenía esperando para ver si alguién las mencionaba y que ya no puedo retener más.
Mencionas que incluso cuando se le concedió el Nobel la comunidad científica (algunos) aún dudaban de la veracidad de su descubrimiento.
Yo cuando planteé las preguntas tenía en mente el premio Nobel a Einstein. No se le concedió por la Relatividad sino por el efecto fotoelectrico, además se cuidaron mucho de dejar este punto bien claro en el anuncio del premio ante el miedo de que su teoría de la relatividad, que aún suscitaba dudas, fuera refutada y ellos quedaran en entredicho.
Pero también me vino a la mente el segundo tipo de "miedo", aquel cientifico que descubre algo que entra en contradicción con sus creencias o con las de la epoca (no religiosas). Cuando Einstein desarrolló su teoría vió que sus ecuaciones le conducian a un universo dinámico, es decir a un universo que o bien se estaba expandiendo o bien contrayendo, Einstein no podiá aceptar esto de ninguna manera. El universo era estático y eso no se podía cuestionar aunque sus ecuaciones dijeran otra cosa. Fue entonces cuando introdujo su famosa Constante cosmológica que permitía a sus ecuaciones volver a predecir un universo estático. Cuando años más tarde Hubble mostró que el universo no era estático, Einstein pronunció su famosa frase de "introducir esa constante fue el mayor error de mi vida". Lo importante de esto, es a mi entender, que Einstein no pudo llevar la contraría a una máxima aceptada (universo estático) aunque sus ecuaciones le dijeran
otra cosa. Y se autocorrigió para satisfacer esa creencia, pero no por satisfacer a nadie sino por que era también su creencia. Aunque sus formulas dijeran otra cosa. ¡Y mira que Einstein disfrutaba llevando la contraría!
Gracias a todos por vuestros comentarios.
¡Vaya! Cada semana descubro lo importante que es poder comentar cosas como estas, un orgullo compartir con personas tan estupendas un ratito cada fin de semana.
EliminarOtro caso lo representa el atraso en estudios sobre regeneración neuronal, al dar por sentado el estudio que indicaba que las neuronas no se reproducen, vale que lo hacen muy lentamente, pero dar por dogma algo en ciencia es un peligro.
Sí que has pedaleado mucho, jaja. Creo que voy a necesitar una bicicleta para responder a tus cuestiones, porque así a bote pronto, estoy completamente en blanco.
ResponderEliminarPuedo decir que me gustó mucho el capítulo (también porque paralelamente estaba leyendo otro libro de historia de la ciencia, y es interesante contar con varios puntos de vista), y que supongo que hay conflictos entre descubrimiento y creencia. Pero me cuesta ponerme en situación, porque no lo he experimentado (aún). Aunque tengo una compañera de trabajo que es hija de testigos de Jehová que niegan la evolución y consideran que nuestros antepasados convivieron con los dinosaurios, así que me hace muchas preguntas sobre compaginar ciencia y religión. Pero pienso que salvo que creemos en Dios, el catolicismo no se parece mucho a los testigos. Que, por cierto, hay muchos por mi zona: ya han llamado varias veces a mi casa, y me han parado muchas veces por las calle. La última vez me dieron un folleto en el que entrevistaban a un bioquímico que pasó de ateo a testigo, y que veía en su trabajo cómo "todo estaba diseñado". En fin, mi conclusión es que en este mundo cabemos todos, y que cada uno es un mundo... (El folleto en cuestión fue a la próxima papelera).
Quizá me paso de pesimista pero soy incapaz de imaginarme a un científico que actualmente se comporte como Roentgen. No sé cómo era antes ganar un Nobel, pero ahora se hacen quinielas, y la gente que los recibe en el fondo lleva tiempo esperando recibirlo, quizá como Higgs-Englert a una comprobación experimental, o simplemente a que pasen unos añitos, como Yamanaka, etc, etc. Por cierto, y aunque me vaya un poco del tema, me ha venido a la cabeza este post
Ese folleto (bueno su hermano) también se me apareció a mí. Se me ocurrió decirles que creía en la ciencia y no en lo que me contaban y rápidamente lo sacaron de su cartera. Me costó unos minutos convencerlos de que no lo iba a leer y prometieron volver :-(
EliminarYo he descubierto que la opción más corta (y que consume menos energías) es darles la razón, coger su folleto, y decirles que no, que no quieres que vuelvan, que ya les buscarás. Y luego tirar el folleto en la papelera más próxima. Porque los malditos (sorry pero ellos se lo buscan) tienen respuestas para todo y no están abiertos al diálogo.
EliminarMuy buen resumen y comentarios.
ResponderEliminarYo así a bote pronto sobre los miedos de un científico se podría añadir el que tus compañeros te hagan el vacío. Algo así le sucedió al descubridor de los cuasi-cristales, hasta entonces los cristales tenían estructuras bien conocidas.
En cuanto a si la fama o el salto a primera fila pueden afectar al científico, creo que depende de su personalidad y de cómo gestione ese evento, habrá quien lo aproveche bien y a quien le bloquee por completo, hay pocos ejemplos, pero existen de haber obtenido más de 1 premio nobel, así que a estos no les afectó mucho siguieron trabajando duro.
Un saludo a tod@s
Completamente de acuerdo con lo que ha dicho Dan en una parte del debate. Yo sería todavía más agresivo:
ResponderEliminarLa gente con respecto a los adelantos científico-tecnológicos andamos con precaución porque en demasiadas ocasiones nos engañan para conseguir poder y/o dinero. Si solo fuera porque les faltaban datos no sería un problema, pero los científicos son seres humanos y por ello tienen las mismas virtudes y los mismos defectos que el resto de las personas (me viene a la cabeza el caso del juicio contra la farmacéutica alemana que comercializó la Talidomida, de esta misma semana)
Pero sinceramente, creo que la Ciencia en su conjunto acaba eliminando los intereses políticos y económicos. Margarita pone el ejemplo de los priones y a mi más que desprestigiar a la Ciencia me parece que la dignifica: en 7 años se le concede el Nobel y salvo algunos (recordemos que como seres humanos tenemos virtudes y defectos) la comunidad científica acepta las pruebas. Por cierto, creo que este párrafo se solapa con el debate del resumen anterior.
Un saludo a todos y todas, e intentaré más adelante profundizar en las interesantes preguntas que plantea Dan.
Interesante propuesta
ResponderEliminar1 Creo que los miedos de Roentgen están justificados en cuanto a que los científicos dependen mucho de sus compañeros y éstos recelan de los grandes cambios porque cambian todo lo que ellos creían saber. Hay (hubo y habrá) muchos casos de lo contrario, "científicos" que inventan resultados para saltar a la fama y esto complica más la presentación de resultados que están en contra de la idea general reinante sobre el tema.
2 A una persona totalmente dedicada a su trabajo debe parecerle un desasatre saltar a la fama. El que no te dejen trabajar por hacer bien tu trabajo debe ser lo peor que te pueda pasar.
3 Tienes razón, estamos a merced de las manipulaciones. La sociedad sigue el ritmo marcado por las novedades, ahora tecnológicas y antes radiográficas. En unos años sabremos que alguna tenía un uso incorrecto y que hacíamos el salvaje, pero como lo hacemos todos no pasa nada.
Llego un poco tarde pero no quería faltar a la cita. Este capítulo me ha parecido muy interesante y lleno de datos y anécdotas que desconocía por completo. Gracias Dan por tan magnífico resumen y propuestas para el debate.
ResponderEliminarEn cuanto a la primera cuestión, Alfred Weneger defendió su teoría de la deriva de los continentes en una época en que los medios tecnológicos para demostrarla no se habían desarrollado. A partir de diversas evidencias geológicas obtenidas en sus muchos viajes de exploración, propuso la idea de que todos los continentes habían estado unidos en una gran masa. Defendió su opinión a pesar de que la comunidad científica en general criticó duramente sus postulados. Sus teorías no fueron corroboradas hasta 1960, cuando la investigación oceanográfica alcanzó el necesario nivel de precisión.
Siguiendo con la geología, un ejemplo del tercer caso es el de Charles Lyell, que publicó los Principios de geología (Principles of Geology) entre 1830 y 1833 donde atacaba los prejuicios teológicos de la época sobre la formación y edad de la Tierra. Con su propuesta rechazaba la interpretación literal de la Biblia que era el paradigma vigente. Antes de decidirse a su publicación el haber recibido numerosas cartas de otros colegas apoyándole le impulsó a hacer públicos sus planteamientos. Finalmente se convirtió en un trabajo esencial para que Darwin desarrollase su teoría de la selección natural.
Robert Goddard escribió a fondo sobre la posibilidad de construir cohetes y recibió por ello durísimas críticas tanto de colegas como de los medios de comunicación. Finalmente decidió centrarse en otros proyectos dada la presión recibida, a pesar de que más adelante se comprobó la validez de sus ideas (de hecho, el alemán Werner Von Braun reconoció que sus diagramas le ayudaron a la ejecución de las tristemente famosas V1 y V2 durante la Segunda Guerra Mundial).
Respecto a la segunda, ya hemos comentado en otras ocasiones que los científicos son personas y, por tanto, sometidos a las pasiones humanas como el resto de mortales. Bien es cierto que, en términos generales, los científicos deciden dedicarse a esto por vocación, lo que les lleva a seguir adelante a pesar de todas las dificultades que encuentran en su camino (la mayoría de las veces los experimentos no funcionan, las hipótesis se caen y la frustración puede ser aplastante). Creo que obtener fama tras un descubrimiento brillante supone un acicate en la mayoría de los casos, algo que mejora las cosas más que empeorarlas; aunque también los hay que prefieren hacer sus investigaciones pasando completamente desapercibidos y huyen de los focos.
Creo que, en cualquier caso, no es igual la fama de hoy que la de hace 20, 40 o 60 años. Para mí, la fama de hoy da miedo…
Por si no lo habéis visto, y viene muy al tema: Llámalo X
ResponderEliminar